SOBREAVISO / El 2014 está en el aire

AutorRené Delgado

Sin indicios sólidos, referentes firmes, instituciones fuertes y diagnósticos honrados, los pronósticos valen tanto como las profecías...

En estos días, donde la propaganda domina sobre la información, el deseo sobre la realidad, la consigna sobre el razonamiento, el conciliábulo sobre el debate, la corrupción sobre la honestidad, el despilfarro sobre la austeridad y los acuerdos cupulares sobre los nacionales, la predicción del porvenir rebota entre las puertas del paraíso y las del infierno. Las minorías de uno y otro bando -es una pena, pero son minorías las que monopolizan la política- impulsan, según recursos, intereses y posturas, una u otra posibilidad, queriendo encontrar eco y respaldo en la opinión pública, la expresión de una sociedad imaginaria.

Ante esa circunstancia, a lo largo de este año será menester tomar a diario el pulso del país, particularmente durante el primer semestre, para determinar si refunda o desfunda su horizonte.

La fragilidad del poder político -gobierno y partidos-, así como la mezquindad y la falta de honestidad, transparencia y congruencia en su ejercicio permiten suponer lo que se quiera y profetizar que lo mejor o lo peor está por venir. En esa circunstancia, los factores e intereses beneficiados o perjudicados por las reformas no desaprovecharán la última oportunidad para aumentar lo ganado o reducir lo perdido, emplearán su fuerza a fondo.

Las reformas emprendidas -tan sólo emprendidas-, sin tener asegurado el puerto de destino, se anuncian y se analizan, se apoyan o se resisten de manera aislada y no de conjunto. Vistas una por una sin conexión entre ellas, cualquier profecía encuentra asidero para declarar el resurgimiento o el hundimiento del país.

Miradas de ese modo, un día se acusa nostálgico echeverrismo en la reforma hacendaria y al siguiente se aplaude la gracia modernizadora de la reforma energética. Un día se reclama atacar al crimen en sus ingresos y al siguiente se reprocha pedir cuentas a quienes, supuestamente sin saberlo, le lavan el dinero. Un día se exige atender a los "ninis" sobre la base de una sólida política social para arrebatar el ejército de reserva al crimen y al siguiente dejar el cuento de la falta de oportunidades y disparar de nuevo. Un día se llama a atemperar, a través de la conciliación, el malestar del magisterio ante la reforma y al siguiente se critica falta de firmeza para levantar a toletazos su plantón.

Ciertamente, el gobierno y los partidos no han atinado en...

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