SOBREAVISO / Cambio de estrategia

AutorRené Delgado

Las condiciones y la atmósfera políticas ya no son las del inicio del sexenio. Son mucho más complejas. La expectativa generada con el anuncio y la aprobación constitucional de las reformas y los magros o contradictorios resultados en su reglamentación o su instrumentación urgen un cambio de estrategia.

Ahora, en la adversidad económica y política, acicateada por el descontento social y los prolegómenos de la próxima temporada electoral, el gobierno y su partido están impelidos a demostrar que pueden concretar su proyecto y, con ello, darle sentido a la segunda alternancia en la Presidencia de la República.

El tamaño del desafío es enorme. Exige reconocer: uno, la interlocución con la derecha y la izquierda cambió ya su pivote; dos, la operación política en el Senado de la República no se advierte eficaz; tres, la confrontación entre los poderes fácticos en cualquier momento puede dirigir sus baterías hacia quien provocó su confrontación; cuatro, sectores e individualidades de la sociedad cobraron conciencia de su marginación, pero también de su fuerza y su capacidad para irrumpir en la escena, y, cinco, la inseguridad y la violencia criminal así como la político-social en cualquier momento pueden desestabilizar aún más la situación.

Si el gobierno y su partido insisten en operar sólo a nivel de cúpulas y en hacer de la propaganda el eje de su comunicación y discurso, más pronto que inmediatamente se verán entrampados en el estancamiento que, desde años, vulnera las posibilidades del país.

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Sin subrayar el absurdo de convocar a tres periodos extraordinarios sin contar con un solo dictamen legislativo, mientras Acción Nacional no elija a su nuevo dirigente, la interlocución del gobierno con esa fuerza es una charada y cualquier negociación tendrá un carácter frágil y provisorio.

Si el panismo condenó la reforma energética a la aprobación de la reforma político-electoral, esa fuerza practica algo que antes criticaba con enjundia: tomar al país como el rehén de su interés. En tal circunstancia, reemprender negociaciones con los albiazules exige, verdad de Perogrullo, contar con un interlocutor y reconocer las condiciones de la interlocución.

Aun si Gustavo Madero mantiene la dirección de Acción Nacional, sin duda, endurecerá la postura frente al gobierno. Si bien Madero supo transformar su debilidad en fortaleza, sobrevivir a la embestida del calderonismo residual a partir de colaborar con el gobierno, el próximo dirigente albiazul tomará...

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