SOBREAVISO / Pacto por México

AutorRené Delgado

Preguntar ¿qué hubieran hecho ustedes? después de anunciar casi a escondidas una decisión cuestionable es un agravio, no el desliz de una frase desafortunada. Arroparse en la bandera de la representación popular con fuero para impugnar esa decisión después de aprobarla a mano alzada es otro agravio, no una tardía y, a la vez, súbita toma de conciencia.

Ambos agravios son la expresión del desdén por el parecer ciudadano y, desde luego, de la pusilánime indiferencia de enardecer al país justo cuando su soberanía, interna y externa, afronta una amenaza. Y si la decisión de liberar antes de tiempo el mercado del combustible atiende a intereses electorales, el agravio es mayor todavía.

Es engaño sobre engaño donde, desde el poder y a partir de la insensibilidad social y el cinismo político, se espeta a la ciudadanía: háganle como quieran, la decisión está tomada. Sin desconsiderar el factor externo en la compleja situación nacional, tampoco puede ignorarse el factor interno -corrupción y despilfarro, impunidad y pusilanimidad- en el hartazgo social frente al Poder Ejecutivo y Legislativo que miran sólo por su casta y cofradía, a partir del canje de intereses.

Harta escuchar la cantinela de nos va mal porque vamos bien, los maltrato por su propio bien, "la gallina de los huevos de oro se nos fue secando, se nos fue acabando". Ahora resulta que la pobre ave de corral murió de sed y dejó de poner, pero no por culpa del granjero. No, no se acabó el petróleo, se lo acabaron: lo despilfarraron y el residual lo remataron.

No fue el poder de la naturaleza el que acabó con los recursos nacionales, fue la naturaleza del poder la que acabó con ellos. Es algo muy distinto.

· · ·

Meses antes de concluir el año pasado, el Ejecutivo y el Legislativo sabían del efecto económico y social de la decisión de anticipar la liberación del mercado de los combustibles y pretender mantener el ingreso fiscal derivado de él. Lo tenían claro, pero resolvieron -la omisión es una forma de decidir- no hacer nada para atemperar o graduar ese efecto porque, en el fondo, no querían verse entre los afectados. Sólo a causa del descontento provocado, el fin de semana intentaron hacer algo. Después, no antes, repararon en qué tan inflamable resultaba echar un cerillo al combustible.

Así, aun cuando la voraz y rampante corrupción de más de un gobernador y de más de un funcionario federal aun con cargo exigía actuar con firmeza, se les toleró o se les dejó huir, amparar o irse sin...

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