SOBREAVISO / La pirinola nacional

AutorRené Delgado

Sólo porque la circunstancia empaña las fechas patrias, no sobra iniciar este texto expresando tres sentimientos.

-Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.

-Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados...

-Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian...

Viene a cuento manifestarlos porque, con tanto brinco y jaloneo político, de pronto se olvida el pasado y por lo mismo se borra el futuro. ¿Y de dónde esos sentimientos? Pues de los expresados por José María Morelos y Pavón, un héroe cuyo ideario hoy cumple 200 años y, siendo vigente, ni quien le haya tirado un lazo.

* * *

A partir del establecimiento de la videopolítica sólo existe lo que se ve.

Esa política mediática, donde sólo actúan los profesionales de la escena o los rebeldes decididos a llamar la atención, pretende borrar o borra -como si no existiera- cuanto ocurre fuera de la vista. Sin embargo, en la penumbra, en los salones y los despachos del poder es donde muchas veces se defienden, negocian o transan decisiones, tanto o más importantes que aquellas que como "show mediático" se ofrecen a los telespectadores, la ciudadanía que mira con asombro sólo la porción de la realidad transmitida.

Mucho más llamativo resulta ver cómo una turba de maestros disidentes tunde a golpes o patadas a un granadero que al director de un corporativo que, sin escándalo ni transmisión en directo, tunde a amenazas o dobla como puede al funcionario responsable de pretenderle imponer un gravamen o limitar sus ganancias.

En esa lógica -donde sólo existe lo que se ve-, la única fuerza resistente a las reformas estructurales emprendidas es la del magisterio. Luces y cámaras se concentran en el plantón, el bloqueo, la marcha o el desalojo que descuadra la capital de la República, como si los grandes intereses afectados por la reforma fiscal-social recibieran con júbilo y aplauso el designio de ver limitados sus privilegios y prebendas.

Duro con los maestros gritan, casi a coro, quienes en el circo de la política de tres pistas -sin querer o adrede- intentan jalar la atención sólo en la reforma educativa y, de ese modo, ocultar el fondo de la reforma fiscal-social que, sin duda, puede...

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