SOBREAVISO / Política o lotería criminal

AutorRené Delgado

Si la aprehensión de Joaquín Guzmán Loera no es el reintegro de la lotería criminal a la nación, el gobierno debería jugar por el premio mayor.

Y el premio mayor no consiste en estampar el sello de "preso" sobre la foto del capo, recibir una estrellita o un helicóptero por parte de la DEA e ir por el siguiente en la lista. No, el premio mayor es hacer de la recaptura oportunidad para ensayar una serie de acciones, estrategias y políticas que, en su combinación, le den un mejor horizonte al país frente al crimen y la corrupción.

Supone, sí, tomar riesgos pero también conjurar peligros. Si en otros campos el gobierno ha mostrado osadía, por qué no también en éste.

La recaptura de Joaquín Guzmán debe cerrar el ciclo de la interminable política del decapitamiento de los cárteles que, más allá de la pasajera satisfacción, sólo ha arrojado por resultado la fragmentación del crimen organizado en bandas más violentas, así como la diversificación de su actividad delincuencial. Una consecuencia que le ha significado al país perder o cercenar el derecho a la vida, la integridad, el patrimonio, la libertad y el desarrollo.

Bien se reseñó en estas planas cómo el larguísimo listado de capos presos o abatidos no ha reducido el tráfico, el comercio y el consumo de drogas como tampoco los infames delitos -secuestro y extorsión- que golpean directamente a la población. Por cada criminal, preso o muerto, ha surgido otro peor: menos experto e inteligente, más ambicioso y bárbaro. El fracaso de esa política que tanto fascinó a Felipe Calderón sangró al país: más de setenta y seis mil muertos.

Es comprensible la gana gubernamental por exhibir como trofeo a Joaquín Guzmán Loera y encantar a la sociedad desmontando su leyenda y mostrando sus casas, escondites, túneles, coches y riqueza, pero sustanciar la hazaña de su recaptura -digna de reconocimiento- no puede ni debe parar ahí. Agotarla en ese nivel supone, pese a la negación, reiterar una política al servicio de las agencias de Estados Unidos y no del interés nacional.

La condición creada por la recaptura, en la circunstancia, posibilita una acción de mucho más fondo. El capo es fuente viva de información clave para conocer y desmantelar a su organización como también para proceder contra sus cómplices en el servicio público y privado que trabajaron con y para él. Tan sólo los coches del criminal son una muy sólida pista para dar, al menos en ese rubro, con quienes lavaban parte de su enorme fortuna que, desde...

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