SOBREAVISO / Triunfos y derrotas

AutorRené Delgado

Hoy concluye una semana singular. Una de esas donde, en la ambivalencia y la contradicción, el país muestra arrojo y miedo, avance y retroceso ante los múltiples desafíos y problemas que lo retan y lo asedian... Días también en que la autoridad se levanta y se dobla, mientras los sectores activos de la sociedad hacen gala de imaginación política frente a la adversidad y la necedad de quienes ven en los problemas ocasión para repetir errores.

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La más apretada síntesis presenta a la administración del presidente Enrique Peña Nieto decidida a ejercer autoridad en el campo de la educación y las telecomunicaciones sosteniendo su postura, pero desaprovechando la oportunidad ofrecida por la Corte para explorar un derrotero que, sin sacrificar libertades y derechos, estreche y encapsule el combate al crimen que conculca con violencia esas garantías. En ese rubro, la administración reacciona con el miedo natural de los medrosos. Reacciona con apuro, no reflexiona con serenidad. Una semana donde, a destiempo pero aún con oportunidad, Andrés Manuel López Obrador propone alternativas y no sólo opone resistencias. Pero también donde el perredismo resuelve cavar más profundo en su tumba y postula a un gerente -Silvano Aureoles dixit- en vez de un dirigente capaz de recuperarlo. Días en que el panismo recae en la política de doble cara, práctica que lo hunde desde hace tiempo. Y en los que los magistrados del Tribunal Electoral llevan en la urna electoral las cenizas del Partido del Trabajo... rogándoles a los consejeros revivirlo.

Una semana donde el derecho y la democracia hacen suya una victoria en la Suprema Corte y reciben una derrota en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal en complicidad con el gobierno capitalino y los asambleístas. Muerto el mandato de Edgar Elías Azar... ¡Viva el mandato de Edgar Elías Azar! Reina, ahí, la disciplina y la obediencia, no la autonomía y la independencia de los magistrados.

Una semana donde organismos de la sociedad se activan y sin salir de los rieles de la institucionalidad instan a concentrar el gasto donde se debe y, en el contraste, algunas instituciones no cejan en despilfarrar el dinero de los mexicanos en los gadgets del poder que tanto los fascinan o, peor todavía, en embolsarlo en su cartera. ¡Venga el extra!, gritan los asambleístas. Días en que el senador Omar Fayad sucumbe ante la tentación de poner en práctica la censura y, luego, se arrepiente.

Días estos donde es obligado...

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