Sobreviviendo a la pandemia

AutorFrancisco Morales V., Benito Jiménez y César Martínez

Ocho meses de resistencia a la crisis sanitaria han dejado huella. Artistas callejeros, empleados de hoteles, taxistas, vendedores ambulantes y trabajadoras domésticas cuentan cómo han enfrentado este año.

A salto de mata

Francisco Morales V.

Desde hace ya varios meses, para ser artista callejero o usar una botarga en el Centro Histórico es necesario, la mayoría de las veces, andar a salto de mata.

Siempre atentos a los incesantes operativos policiacos y, al mismo tiempo, protegiéndose como pueden del virus que aqueja al mundo entero, los personajes de series de televisión y películas, las estatuas vivientes, los músicos callejeros y las parcas que revelan el porvenir se la juegan todos los días para llevar a casa las escasas monedas que reciben durante la pandemia.

Hay días, sin embargo, en los que algunas coincidencias felices hacen pensar en la vieja normalidad del Centro Histórico.

La tarde del pasado sábado 7 de noviembre, por ejemplo, a causa de una marcha hacia el Zócalo, la Policía decidió cerrar el tránsito vehicular sobre Avenida Juárez y los artistas no dudaron en tomar la calle de inmediato.

Desplazados de Madero desde abril, cuando el Gobierno de la Ciudad comenzó a regular la cantidad de personas en la zona, las botargas ahora suelen colocarse, cada que la Policía los deja, frente a la Alameda.

Ante la ausencia de vehículos de ese día, un grupo de raperos y b-boys instalaron sus bocinas a media calle, frente al Hemiciclo a Juárez, y comenzaron con una celebración que atrajo a un grupo de paseantes.

En un acuerdo tácito que se dio al instante, Gokú, Sonic el erizo, Spider Man, Depredador y las dos encarnaciones de Pennywise el payaso -las de las películas del 1990 y 2017- se acercaron a la aglomeración para fungir como animadores del encuentro y posar para algunas fotos.

"Gracias a Dios, ha ido levantando y la gente ya también está un poco aburrida de estar en sus casas y todo eso y, pues ya, como ahorita viste, ya se atreven a tomarse la foto", explicó en ese día Franco Martínez, el Edward Scissorhands mexicano.

El pasado abril, a inicios del confinamiento, el Joven Manos de Tijera que desde hace seis años deambula por Madero y Juárez, lamentaba la falta de trabajo, pues había fines de semana que no conseguía tomarse ni una sola fotografía.

Ahora, a finales del año, con el desgaste de los meses de encierro, su economía personal va mejorando, aunque la situación de contagios en la Ciudad de México empeora.

"La gente como que ya quiere algo y de pronto sí se empiezan a acercar. Ya se relajó", estimó en noviembre.

A pesar de su semblante sombrío, que debe mantener para no romper el personaje, Franco es más bien optimista sobre su situación y la del País.

Otros veteranos del Centro, no obstante, relatan una situación complicada.

"Hasta el día de hoy no se puede trabajar. La calle Madero sigue cerrada en cuanto a eso; sus comercios sí abren normal, pero nosotros no estamos tolerados en eso", lamenta en entrevista Israel Arméndariz, quien lleva 8 años con sus botargas en el Centro.

A finales de marzo pasado, antes de que fuera corrido de su lugar habitual, Armendáriz se había anotado un hit con los paseantes de fin de semana al estrenar una botarga del Covid-19, con su cabeza de coronavirus, piel verde, traje médico y una banda en la cabeza con una bandera de China.

El gusto de hacer...

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