SOTTO VOCE / 14, 40, 70 y 120

AutorLázaro Azar

Hace un par de semanas estuve en Torreón convocado por la Camerata de Coahuila para asistir a una Gala de Ópera con la cual celebrarían que, desde hace ya 14 años, han logrado ofrecer temporadas regulares; cosa que se dice fácil pero que solamente quienes están involucrados en lo que conlleva reunir fondos, contratar músicos, elegir programaciones y encauzar tantas cosas que se entretejen en torno a un concierto, saben cuán demandantes pueden ser.

Aún cuando en estos casi tres lustros la Camerata de Coahuila, fundada y dirigida hasta la fecha por el Maestro Ramón Shade ha grabado tres discos, estrenado varias obras escritas para ella y presentado más de media docena de óperas -entre otras, La Isla deshabitada de Haydn en su estreno americano-, no tengo más de un año de haberla escuchado en vivo por primera vez; cuando para conmemorar el centenario de la fundación de la ciudad participaron desde el foso de su sede, el Teatro Nazas, en un montaje de La Traviata del cual lamenté cuán limitada sonó su sección de cuerdas.

Si bien su plantilla todavía no ha sido aumentada -cuán bueno sería que la incrementaran al doble de atrilistas-, hoy ésta ha sido depurada y desde la Obertura de Don Pascuale de Donizetti con que inició la velada, me impactó la musicalidad, afinación, sonido y virtuosismo de su primer violonchelo, Sergey Kosemyan.

Continuando con dicho autor, la primera intervención vocal corrió a cargo de Fernando De la Mora, quien desde entonces se echó al bolsillo al público lagunero gracias al inteligente fraseo y sutilezas con que entonó Una furtiva lagrima, romanza en la cual destacó también la tersura del solo del fagot.

A continuación participó la soprano cubana Eglise Gutiérrez, quien tan buena impresión dejara tras alternar con Olivia Gorra en el rol protagónico de la Lucia di Lammermoor escenificada en Bellas Artes hace unos meses. La destreza con que abordó todas y cada una de sus coloraturas encendieron al público, y cuando compartió el escenario con De la Mora durante el dúo Esulti pur la barbara aquello rayaba en la euforia. Imagínense qué tan jubiloso sería el ánimo desatado por esta extraordinaria pareja lírica, que cuando terminaron el...

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