Sotto Voce / Anhelo equivocarme

AutorLázaro Azar

¡Ahora sí que nos la pusieron dura los gringos! Tras que nuestros colegas de The Washington Post le otorgaran a su presidente el "Pinocho sin fondo" por mentir 87 veces respecto a la construcción del muro, ¿cómo podríamos llamar el reconocimiento que se ha ganado a pulso nuestra cabecita blanca, nuestro Gepetto berrinchudo de la 4T con su chimoltrufiesco proceder?

Antes de que se revelaran los maquiavélicos repartos presupuestales y Sergio Mayer se lavara las manos ante el brutal recorte que deja al sector cultural con menos recursos que en los últimos tres sexenios, declaró que "de haber conservado su tendencia ascendente hasta 2012, el presupuesto que la cultura tendría que estar recibiendo en 2019, sería del orden de los 22 mil millones de pesos".

No fue así y, ábaco en mano, optimistas y arrastrados han proclamado que se hará lo mismo con un 7.6% menos del presupuesto manejado durante 2018. Sabiendo que no siempre dos y dos son cuatro, le creo más a una persona que ha estado siempre en el ajo como Arturo Saucedo, quien prevé que, si bien nos va, esta disminución alcance hasta un 26%, acorde con factores como la inflación y el tipo de cambio.

Durante su larga campaña, López insistía en que debería haber más dinero para la educación y menos para el ejército y la promoción del Tlatoani en turno; ahora, vemos un aumento gigantesco en las partidas destinadas a la "comunicación social", la publicidad gubernamental y la Sedena, entendible esta última porque si militarizar un país no es barato, mantener leal al ejército como lo ha hecho Maduro, menos.

Más que lamentar la ausencia de una Consuelo Sáizar, que logró el mayor presupuesto que se haya destinado al rubro, anhelaría que en la H. Comunidad Cultural hubiere el consenso para designar un interlocutor que diga "esta boca es nuestra" y, con planes y proyectos sólidos y no ocurrencias hechas en papel de estraza y sobre las rodillas como son abrir Los Pinos o el aeropuerto de Santa Lucía, reclame un presupuesto digno... pero ya ven, siempre andan todos de la greña.

Ahora...

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