Información jurídica inteligente
 México | +52 (55) 416 971 36

Sotto Voce / Banquete neoyorkino

Document Citado por Relacionados
Vincent
AutorLázaro Azar

NUEVA YORK.- No se puede chiflar y comer pinole. Pero cuando uno sabe lo que quiere, nada hay que lamentar. Me habré perdido la visita de la Filarmónica de Viena, pero salí ganando con el banquete que me he dado en estos días. Y eso, antes de considerar las reseñas provenientes de España y Estados Unidos que corroboraban el presagio: bastaba ver quién venía dirigiéndolos para saber que eso no alcanzaría el estándar de excelencia que distingue a dicha orquesta.

Como dijo una amiga, "va a ser como comer foie gras con tortillas", a lo cual precisé que, más bien, sería como atragantarte un trozo de Sachertorte dentro de una arepa. Referencias gastronómicas a un lado, centrémonos en el banquete del que les hablaba: pianero que saben que soy, me solacé escuchando a Trifonov, Babayan, Uchida, Wang, Bronstein y Aimard, además de ir al teatro y un par de veces a la ópera.

En cuanto a los primeros, refrendé mi impresión sobre Yuja: no pasa de ser una maquinita bien aceitada, motriz y mercadotécnicamente hablando, pero hasta ahí. Cometió un Primero de Brahms con la Filarmónica de NY que fue de bostezo, y no nada más por su sonidito endeble, lo guango de sus tempi y su desconocimiento estilístico. Una cosa es que este año sea el centenario de Debussy y otra, que haga sonar a Brahms de esa manera.

Qué diferencia con Mitsuko Uchida, a quien revaloré inmensamente. Le había escuchado en 1995 un ciclo "Schubert-Segunda Escuela de Viena" en el que tocó muchas de las sonatas que ha reprogramado. ¡Cuánto ha crecido! Su sonido es más amplio y pleno de matices, pero es la profundidad de sus conceptos la que seduce. La que atrapa e hipnotiza. Cuánto me conmovió la atmósfera generada para enlazar el Scherzo con el Rondó de la Sonata D. 850, que viví algo que tenía años de no experimentar: incontrolablemente, rompí en llanto ante tanta belleza. ¡Hasta ahí llegó mi makeup!

Eso sí, lo que más lamenté esa noche no fue acabar más embarrado que Cepillín, sino que me dijera...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR