Sotto Voce / Contranatura

AutorLázaro Azar

Perdón, pero no pienso abundar sobre el orgullo que experimenté durante la marcha del sábado pasado, cuando a los miles de locas que inundamos el trayecto que va del Ángel de la Independencia al Zócalo, se sumaron innumerables familias y simpatizantes para acompañarnos a conmemorar el medio siglo de Stonewall y los muy simbólicos 41 años de que los jotos empezamos a visibilizarnos oficialmente en nuestro país.

Tampoco minimizaré el gozo que viví al día siguiente, cuando mi papá, que siempre había sido muy "moralino" -por llamarlo de algún modo- me sorprendió diciéndome que había visto la transmisión del desfile, que me felicitaba por haberla disfrutado, y que anhelaba que hubiera más, porque "marchas como esta humanizan a la gente en momentos como éste y eso, es lo que más necesitamos". ¡Quién me lo iba a decir! Dada su edad y rígida formación religiosa, él veía estas cosas como "contranatura". Afortunadamente, los tiempos cambian y los milagros de amor, existen.

Ahora, ¡no vayan a creer que voy a ponerme a predicar amor y buena conducta como ya saben quién! Lo que hoy pretendo compartirles, es el porqué del deleite y arrobamiento que me ha brindado una prodigiosa grabación de la Deutsche Gramophon que recibí hace unos días: los Nocturnos completos de Chopin, tocados por mi querido Kun Woo Paik, amigo entrañable desde hace tres décadas.

Casi me atrevería a afirmar que Chopin es "el primer amor" de cuantos hemos estudiado piano y, de todo su catálogo, no hay género más íntimo, más poético, apasionado y seductor que sus Nocturnos. Compulsivo que soy y sin contar las grabaciones aisladas que tengo de muchos de ellos, poseo más de 30 "integrales" que, más allá de diferir entre que unas tienen 19 nocturnos y otras 20 o 21, se distinguen por retratar fielmente la personalidad de quien los aborda.

Así pues, las versiones de Rubinstein, Reisenberg, Arrau, Hewitt y Moravec han estado siempre entre mis favoritas, en tanto que las de otros pianistas tan afamados como Weissenberg, Pires o Pollini podrán lograr hasta un bello sonido del...

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