SOTTO VOCE / De públicos y tiendas

AutorLázaro Azar

La segunda etapa de mi periplo por Estados Unidos me permite entrever el futuro comercial que se avizora para la música clásica en este mundo globalizado.

Además de atestiguar los exitosos conciertos de la Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM), volví a recintos consagrados como el Carnegie Hall y el Met, que más que ser "la" sala de conciertos o una casa de ópera que apabullan con su abultada programación de primer orden, mantienen un perfil entre su público y el que he visto en recintos menos afamados durante la gira: con todo y las salas llenas, salvo los casos en que éstas se encuentren dentro de alguna institución educativa, uno no ve jóvenes en los conciertos. Puras "reservas del INSEN", y eso es preocupante.

¿Cuál es el futuro de estos foros, dotados de avances tecnológicos de punta, si no crean público para los eventos que cobijan?

Hace algún tiempo, el director Christopher Wilkins me contó que dejó la Sinfónica de San Antonio porque en cierto momento murieron tal cantidad de los viejitos que apoquinaban, que ya no hubo con qué pagar la nómina; no perdamos de vista que, a un lado de las jugosas becas y "grants" con que les apoya su gobierno, nuestros vecinos del norte son quienes mayormente financian, de manera privada, su actividad cultural. Ahí sí funcionan los patronatos y rinden cuentas claras.

Tras el drama vertido en las páginas del New York Times en torno al sombrío panorama que se cierne sobre la industria discográfica a raíz de la desaparición de puntos de venta especializados, los melómanos hemos hallado por internet la opción para seguir haciéndonos del surtido de música clásica que las tiendas ya no ofrecen. En México, el mejor reflejo de esto lo tenemos en la Sala Margolín, que ya no es ni la sombra de lo que fue.

El mismo futuro vislumbro para las tiendas de partituras. No se imaginan cuán triste salí de Patelson al ver sus anaqueles prácticamente vacíos y sin ninguna de aquellas rarezas que sólo ahí encontrabas. Mejor surtido hallé en la tiendita de Juilliard, o más completo aún donde menos habría imaginado: en Atlanta, Charlotte y Schenectady.

Fueron tres tiendas que también dan servicio en línea, razón por la cual comparto sus direcciones para quienes ya no encuentran dónde comprar partituras y no quieren esperar lo que tardan los envíos de Broekmans desde Holanda: www.hutchinsandrea.com, www.brodtmusic.com y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR