SOTTO VOCE / Me preocupa...

AutorLázaro Azar

Este lunes fui al Palacio de Bellas Artes. Me llevaba el entusiasmo de oír un programa que, al menos, tenía la garantía de que no sonaría como el horror que le padecimos a la Chafónica el día de la reapertura del Blanquito, que qué notoriamente habrá masacrado a Chávez y Moncayo que hasta el Presidente se dio cuenta de que eso "no iba así" y estábamos ante algo más terrible que la lucha contra el narco, con la diferencia de que ahí nadie ha puesto manos a la obra.

Muy a tiempo, llegué antes del evento anunciado para las 19:00 horas. Cuando vi que no había intención de permitir el acceso a la Sala Principal, metiche que soy entré a ver qué pasaba y me topé con dos cosas... una buena y una mala: me encontré a Francisco Araiza, que recién terminaba de ensayar Fidelio y me confió cuán gratamente sorprendido estaba ante la formidable acústica del recinto. La mala era que tras bajar el foso de la orquesta para correr la función no lograban subirlo para emparejar el escenario, y así, nomás no podían acomodar las sillas para la orquesta y el coro que esa noche actuarían ante el telón de cristal.

La organización del evento que nos congregaba corría a cargo de la Fundación Comparte Vida, A.C., dedicada a promover la donación de médula ósea y células madre y que es, en lo suyo, de las más nobles y eficientes que conozco. Desgraciadamente, esa eficiencia es inversamente proporcional a su ineptitud para realizar un evento que, en ese afán de subir a todos al escenario, acaba siendo peor que esas romerías de barriada en las que todos se sienten con derecho de intervenir, así sea para evidenciar que -como en el caso del último en treparse al podio- no solamente ignoran quién les prestó la casa, sino que ni siquiera saben leer pues acabaron agradeciendo a Consuelo Salazar y a Sergio Ramírez Vázquez... Eso sí, ya bastante tardecito, porque considerando que según lo programado sus interminables alocuciones iniciarían a las 19:45, el concierto a las 20:30 y el ingreso fue después de las 21:00 horas, ¡ya se imaginarán Ustedes!, y eso sin contar el...

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