Sugerencias del Gourmet / Un circo de paradojas

AutorG.L. Othón

No cabe duda de que el Restaurante Le Cirque en el Hotel Camino Real es un lugar espectacular, decorado con barroca elegancia y que recibe a un público formal en su amplio salón comedor que remata en una cocina abierta.

Hay un toque de diseño en todos los detalles incluyendo la vajilla y la carta, donde se ofrecen algunas especialidades tales como caviar, mariscos, platos clásicos de la semana, el brunch dominical, un menú degustación, y una pequeña variedad de platillos surgidos de la tradición italiana, de la francesa y también de la imaginación del chef, con fusiones eclécticas.

Como lo muestran los platillos que conforman el menú especial del día ($375.00), que comienza con una Sopa wonton de res con verduras; continúa con la Parrillada de pescados y mariscos; para concluir con el Soufflé de chabacano. Son tres propuestas que se reúnen a un precio especial.

La sopa presenta tres de estos ravioles chinos, los wonton, y algunas tiras de zanahoria y poro, ya en la mesa recibe el limpio consomé de res, de estupendo color caramelo. El relleno es de una pasta de carne de res, con un fuerte gusto a cacahuate y ajonjolí, de muy buena textura, pero sensiblemente dulces. El contraste entre distintos condimentos y texturas es la base de la propuesta de esta sopa.

La lista de vinos viene en un pesado tomo con el cual un especialista podría entretenerse más de un día, por ello se agradece la presencia de una joven sommelier, a quien una vez que se le dan ciertas coordenadas, de inmediato sugiere un trío de vinos, de donde se elige uno de Burdeos del 2001, Michel Lynch ($450.00), estupendo.

Resulta curioso que mientras un comensal ya terminó la sopa, haga falta recordarle al mesero la botana Le Cirque ($120.00). Sólo entonces hacen acto de presencia una variedad de pinchos y tapas de la casa consistentes en una croqueta de papa con jamón de Jabugo decorada con una fina rebanada del mismo, una delicia; un rollo primavera de pato confitado, que no precisa de nada para condimentarse en la mesa ya que posee estupendas virtudes de sazón, frescura y humedad. Un mejillón al aceite de chorizo y un cuadrito de chicharrón de cerdo, montados sobre tortilla de patatas con chorizo, muy imaginativo y bien logrado; una cuchara sopera de cebiche, preparado con salsa dulce de jitomate y finalmente otro pincho de dos cubitos de pera entre finas rebanaditas de queso manchego.

Se establece una larga pausa en que la mesa pasa inadvertida, lo que da ocasión a gozar de los...

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