Sugerencias del gourmet / Platos vacíos

AutorG.L. Othón

A lo largo de la historia, México ha recibido a otras cocinas del mundo y sus ingredientes con el corazón y el plato abiertos.

El restaurante Masala y Maíz se describe a sí mismo como la intersección de México y la India, pero más bien es un diálogo amoroso de lo que tienen en común las dos cocinas.

El espacio podría ser el angosto garaje de una casa, pero fue remodelado con tal habilidad que se siente muy agradable. Consta de una grande y larga mesa de granito con tonos tenues, que permiten que la colorida comida salte y baile en su superficie.

Desde el momento de hacer la reservación y a lo largo del servicio, el equipo, con un original uniforme, es desbordantemente atento. En su trabajo, reflejan un singular orgullo por lo que están haciendo.

Entre semana hay desayunos y comidas, pero la mejor opción es el brunch que se sirve en fin de semana, cuando la cambiante carta combina ambos en una gran celebración. La lista es corta y las porciones del tamaño justo, aunque si se tiene apetito profesional, la sugerencia es pedir todo y preparase para un paseo único.

Hay que empezar por los indispensables Esquites Makai Pakka ($140). Con una base de leche de coco y masala -mezcla keniana de especias-, mayonesa casera y queso cotija. Son tersos, complejos, balanceados y juguetones. Producen tal placer que, probablemente, en algún lugar podrían ser ilegales.

Siguen unos Frijoles adobados, ligeramente picantes y llenos de hierbas frescas, coronados con un huevo estrellado en su punto.

Tienen crema, queso y una especie de tostada de harina de garbanzo y especias que, como el alma de la fiesta, se integra al conjunto sin problemas.

Los Camarones pa' pelar ($190), son sólo dos piezas, lamentablemente. Están fresquísimos y dejan los dedos rojos con una mezcla de especias de aquí y de allá, que penetra todos los recovecos, resultando en una carne deliciosa.

No hay más que celebrar que estas maravillas quepan en la mente de la pareja de chefs que crearon el restaurante.

Ambos son artistas con recorridos muy interesantes e influencia californiana, que parecen usar la cocina como un medio de expresión más.

Lo hacen de una gran manera, respetando la integridad de los ingredientes, todos originarios de cooperativas, chinampas y granjas...

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