Sugerencias del gourmet / De todas formas

AutorG.L. Othón

Hay suficientes variedades de pasta para disfrutar una diferente cada día del año; la creatividad humana nunca deja de sorprender

El valor de la pasta fresca contra la seca da pie a horas y platos de ponderación. Para apoyar el punto de vista hay que dar una mordida a una pasta fresca de buena calidad.

Tenemos en la capital varias opciones, pero hay que empezar por Pastificio.

El propietario es músico, algo quedó de eso por el camino de la cocina, porque su Agnolotti prosciutto ($360, 50 piezas) es el mejor ejemplo de armonía. Los bocaditos tienen ricotta, parmesano y prosciutto. No necesitan mucha salsa, si acaso, jitomate, o simplemente aceite de oliva perfumado. La consistencia marca toda la diferencia, ese contraste tenso y sedoso es señal innegable de calidad.

Sus Anolini de aceituna y feta ($320, 50 piezas) son brillantes, los entrega al igual que los anteriores: formados fotogénicamente en una caja, todos idénticos y perfectos.

Al probarlos no hay duda de sus ingredientes, van bien con una salsa que les aguante el ritmo, su Arrabiatta ($160). Sabe a jitomate soleado y muy concentrado sin mayores trámites, flota por ahí pepperoncino que le da aún más chispa.

Esa salsa, por sí sola, es perfecta para acompañar cualquier cosa, hasta una tostada de aguacate con huevo pochado al día siguiente. Importante preguntar las variedades de pasta rellena de la semana.

Uno de los restaurantes con agilidad para adaptarse es Sartoria. Tiene una página con entrega impresionantemente rápida y cobertura a toda la Ciudad. Todo llega...

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