'Superhéroes' protegen civiles a EU

AutorRafael Mathus Ruiz

Corresponsal

NUEVA YORK.- No pueden volar como Súperman, o saltar de edificio en edificio como el Hombre Araña. Tampoco tienen un laboratorio de alta tecnología en una cueva llena de murciélagos ni un auto que hace de todo, como Batman. Aun así ellos se consideran "superhéroes reales".

Cada vez más personas recorren las calles de Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos disfrazados de superhéroes, ya sea para combatir al crimen o realizar tareas comunitarias, como llevarle ropa y comida a indigentes o juguetes a los niños a hospitales. Utilizan nombres como Phoenix Jones, Dark Guardian, Phantom Zero o Life, tienen trabajos, como cualquier otra persona, y cuentan con su propia organización, Superhéroes Anónimos, a través de la cual promocionan su trabajo y organizan reuniones.

"Es un movimiento grande, y está creciendo", afirma Life, durante una plática con REFORMA, en la que asegura que hay cerca de 300 en todo el país. Su verdadero nombre es Chaim Lazaros, tiene 26 años, estudió en la Universidad de Columbia y es uno de los fundadores de la organización. Life entrega ropa a indigentes de Nueva York, vestido con una camisa blanca, corbata, sombrero y chaleco negros, como Kato, el asistente del Avispón Verde.

"Es como un policía con su uniforme, un hombre de negocios con su traje o un cura con la sotana. Cuando me visto con mi atuendo me siento más grande que yo mismo", dice.

Pero esa no es la única razón por la cual hace tareas comunitarias disfrazado, y no con su ropa normal.

"Cuando voy de superhéroe, el trabajo es de mí hacia ellos, uno a uno, y ellos lo entienden inmediatamente. Y puedo ayudar a la gente en mis propios términos", completa.

Life cree que su traje lo diferencia del Gobierno y de las organizaciones sin fines de lucro que hacen lo mismo que él. Y que él y sus colegas llenan un espacio que nadie más completa.

"Yo puedo redistribuir muy bien, y además no hay suficientes albergues en la ciudad para todos los indigentes", afirma.

En una fría noche de domingo. Life y uno de sus colegas, El Samaritano, cargan bolsas llenas de frazadas y mochilas con barras de cereales, chocolate y vitaminas, y recorren las calles de Morningside Heights, cerca de Harlem, en busca de indigentes.

Una de las personas a las que ayuda, en una de las puertas de la Catedral Saint John the Divine, es Mario, un mexicano de 23 años, quien llegó a la ciudad hace más de un año, y deambula entre las calles y los albergues, mientras intenta conseguir...

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