Tánger y Chaouen: El mundo árabe, más que un desierto

AutorJudith Segura

REFORMA

Fotos: Miguel Velasco

Casi todas las ciudades marroquíes pueden dividirse en una parte antigua y otra nueva. En Tánger, la antigua es la llamada Medina, una ciudad dentro de la ciudad, rodeada de una muralla que posee varias puertas en arco árabe u ojival; esta parte se sitúa en el norte de la ciudad, sobre una colina que da al Estrecho de Gibraltar. Está atiborrada de casas de diseño árabe tradicional, con patio central y dos pisos.

Pulsión árabe

La Medina es el sitio árabe por excelencia: dátiles en cestas de paja, frutos secos, especias, perfumes, alfombras teñidas, lámparas de plata y latón; fabricantes y vendedores de babuchas.

Entre los laberintos de callejuelas encontramos las plazas más importantes, llamadas Zoco Chico y Zoco Grande. En la parte antigua se ubican los sitios de mayor importancia histórica: el Kasbah (la alcazaba del castillo) a lo alto de la colina, la Mezquita Grande y la de Bait al Mal (con un minarete octogonal). El palacio Dar al Majzen es hoy el museo de artes marroquíes; el de Dar Chorfa el de antigüedades y restos arqueológicos. En esta zona se encuentra la casa y la tumba del viajero del siglo 14, Ibn Batuta. Desde el Kasbah, tenemos una vista general de Tánger: el puerto, la Gran Mezquita, la Catedral Española, las colinas y a lo lejos el Estrecho de Gibraltar.

Híbrido fascinante

La parte nueva de Tánger se divide en dos: una primera que se extiende a lo largo y alrededor de la muralla y que posee una arquitectura más europea. Aquí podemos ver los edificios de la avenida España y de la Pasteur, así como las antiguas villas de los barrios Marchan y Souk el Bakar, el teatro Cervantes y las iglesias cristianas. La otra es la zona construida en los últimos 30 años, un híbrido de rasgos arquitectónicos.

La vestimenta aún tiene muchos indicios del pasado campesino de Tánger. Aunque la mayoría viste tipo "civil", pantalón y camisa, muchos ciudadanos portan aún los vestidos tradicionales: las mujeres ataviadas con burkas y los hombres con chilabas.

Artistas en Tánger

Tánger, más que ninguna otra región morisca, ha atraído a muchos artistas, tal vez debido a la liberalidad de que gozó en otros tiempos. Para un Truman Capote de 26 años, Tánger significó el lugar exacto para hacer lo que le viniera en gana y Paul Bowles decidió ahí escribir El cielo protector (la versión cinematográfica de Bernardo Bertolucci que tiene como protagonistas a Debra Winger y John Malkovich se filmó en Tánger) Paul Bowles viajó por primera vez a Tánger en 1931 en compañía del músico Aaron Copland y vivió ahí hasta 1999.

En el destrampe de principios de los sesenta, el Hotel Muniria fue un protagonista central. Sus fiestas psicodélicas aún son recordadas por "gringos viejos" que siguen frecuentando los mismos cafés de esa época. La visita de Gregory Corso, Allen Ginsberg y Peter Olovsky, poetas de la generación beat, hoy es memorable, así como los años en que el pintor Francis Bacon buscó en Tánger su fuente de...

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