Una tarde de confirmaciones

La de ayer en la Plaza México fue una tarde de confirmaciones. Los asistentes a la segunda corrida de la temporada constataron: que Eulalio López, mejor conocido como El Zotoluco, es un torero valiente; que un par de hechuras del hispano Manuel Caballero bien valen el boleto, y que, por fortuna y desgracia, la fiesta de los toros es aún impredecible.

Desde que se anunció, el cartel de este primer domingo de noviembre lucía interesante aunque forzado. Qué bueno que aterrice El Zotoluco y muestre lo aprendido en su exitosa campaña allende el Atlántico. Qué bueno ver de nuevo y tan pronto a Caballero, triunfador de la temporada pasada. Pero son toreros de cortes tan distintos que antes que en disputa parecen estar acompañándose. Así que el mano a mano se queda en automático sin el morbo del choque.

Por tanto, resulta injusto comparar las voluntariosas pero atropelladas chicuelinas del Zotoluco con las que, vertical y cadencioso, interpretó más tarde el diestro natural de Albacete, en uno de los poco momentos memorables de la tarde.

Tampoco se pueden equiparar los recursos del mexicano -desde su recurrencia a arrodillarse hasta su coraje para arrancar...

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