La Tarea / ¿Qué tienen los pobres que no tienen los ricos?

AutorJeanene Bluhm Bruns

Hace tiempo nuestra ama de llaves nos invitó a visitar su casa en una ranchería en las afueras de San Juan del Río, en el estado de Querétaro.

Decidimos ir en domingo pensando comer con ella y regresar por la tarde. Cuando llegamos nos recibieron como si fuéramos reyes y nos invitaron a asistir a la misa de la comunidad.

Al entrar a la iglesia nos dimos cuenta que no tenía bancas para sentarse ni piso, el piso era de tierra, realmente era una comunidad muy pobre.

El padre ofició la misa y durante la lectura nos dimos cuenta que el armazón de sus lentes estaba roto y lo había pegado literalmente con un chicle.

Yo no esperaba asistir a una misa, así que me puse pantalones de color muy claro, cuando llegó el momento de hincarme no sabía qué hacer, pensé: si me hinco me voy a ensuciar los pantalones y si no lo hago, voy a insultar a la gente del pueblo.

Estaba en ese medio segundo de indecisión cuando una señora tocó mi hombro y me indicó que podía hincarme, pues todas las mujeres que estaban en la misa habían puesto sus rebozos alrededor de mis piernas para cubrir el piso.

Al terminar la misa, en la puerta de la iglesia saludamos al padre y la gente del pueblo se presentó con dos grandes canastas de duraznos cosechados del huerto que económicamente sostiene la parroquia.

Creo que esos momentos son mágicos, cuando nos damos cuenta que la bondad y la calidad del ser humano no tiene nada que ver con su situación económica.

Las señoras preferían ensuciar sus rebozos en lugar de mis pantalones y todos preferían que nosotros nos deleitáramos con las frutas del huerto, aunque les juro que varios se veían con el ánimo de disfrutarlos también.

El 6 y 7 de diciembre el Teletón llevó a cabo su gran...

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