Tatuajes: Marcados por la moda

AutorDora Luz Haw

En México, transgredir los códigos de la apariencia con tatuajes, escarificaciones, branding, tongue splitting, implantes o expansiones es aún un pronunciamiento estimulado por la moda.

Aunque hay casos aislados de quienes deciden modificar sus cuerpos por proyectos estéticos, éticos, eróticos o rituales, la ostentación de tatuajes y marcas responde la mayoría de las veces a impulsos, al afán de imitar a iconos de la música y el deporte o a la necesidad de reconocerse como diferente dentro de determinado grupo.

De ahí que un alto porcentaje de personas que marcaron algún sitio visible de su cuerpo recurran a los estudios de tatuajes a pedir ayuda para borrarlos o modificarlos.

"Me sentí realmente alternativo cuando me tatué a Lenin en el brazo, pero ahora no sólo no me gusta, sino que me apena", confiesa Ernesto Delgado, de 28 años, quien escogió esa imagen cuando tenía 17.

Para los expertos en la perforación y el tatuaje Danny Wakantanka, Karem Martínez y Pedro Álvarez, las modificaciones sólo obedecen a un estilo de vida y a decisiones individuales, voluntarias y conscientes cuando éstas las toman adultos que han pensado bien las consecuencias, aunque ésta es una vertiente minoritaria entre los miles de partidarios de la ornamentación corporal.

"Si bien es cierto que en el ámbito de la vida cotidiana, sobre todo en los últimos 10 años, parte de la sociedad mexicana ha aprendido a tolerar y a no juzgar tan duramente a quienes han decidido distinguirse con alguna marca", reconoce Wakantanka.

"Incluso, diría que los parámetros estéticos han cambiado, prueba de ello es que jovencitas menores de edad se perforan con aprobación de sus padres. Aún así, el grado de aceptación aún es insuficiente".

Cuesta trabajo a determinados sectores entender que estas decisiones son manifestaciones individuales que no tienen relación con la inteligencia o cuestiones de salud, advierte Martínez.

"Es socialmente aceptado que una señora se tatúe las cejas, pero no que se tatúe la espalda; las mujeres con los oídos perforados pueden donar sangre, pero los hombres que tienen alguna perforación, no", dice la directora de la revista Tatuarte.

Delgado, diseñador que ha sido rechazado en varios trabajos por el tatuaje que porta en el brazo, considera que es normal que una empresa que contrata a alguien para que lo represente pueda exigirle que no exhiba sus tatuajes.

"Sin embargo, me parece absurdo que existan sitios donde sea un requisito no estar tatuado, aunque sea...

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