¿Un teatro menos?

AutorFrancisco Morales V.

Al cruzar por las puertas de cristal, hacia un salón ocioso que ha perdido su propósito, el lobby del Teatro Julio Jiménez Rueda se revela como una galería de fantasmas.

Sobre sus paredes blancas, como sombras de un tiempo extraviado, una hilera de siluetas rectangulares, delineadas por el polvo, recuerdan que ahí, durante 55 años, se hizo mucho y muy buen teatro.

Medio centenar de placas de igual número de producciones escénicas, embaladas con cariño y nostalgia por los técnicos del lugar, reposan en una esquina del lobby, listas para una mudanza que se postergó tanto como se pudo y que ahora, pese a todos los esfuerzos, resultó inevitable.

El tiempo se detuvo para el Teatro Jiménez Rueda: en la marquesina interior del foro -aquella que, por más que lo pidieron los técnicos, jamás pudo ser llevada a la calle- todavía permanece anunciada El burlador de Sevilla, la obra atribuida a Tirso de Molina que, insospechadamente, clausuró el espacio, apenas dos días antes del sismo del 19 de septiembre de 2017; la última función.

O, más bien, quizá al Jiménez Rueda, en su encarnación actual, se le agotó el tiempo: tras muchos años de intentos, el ISSSTE, la dependencia que fue propietaria del inmueble donde se encuentra el teatro, logró concretar su intención añeja de clausurarlo para venderlo.

Según a quien se le pregunte, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) -la dependencia que opera el foro y debió encargarse de su defensa-, o perdió una batalla jurídica al agotar todos los recursos legales posibles, o por fin dobló las manos ante las exigencias de los dueños del edificio.

Sea como fuere, la dependencia de salud concretó la enajenación del inmueble y ahora se trata de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) quien detenta la propiedad de los tres inmuebles en Avenida de la República, en la colonia Tabacalera, que incluyen al número 154, donde se encuentra el espacio escénico.

Apenas hace unas semanas, la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, anunció que Hacienda se ha comprometido a que ahí mismo se levantará una nueva sala de espectáculos con mejores condiciones, pero sin que todavía exista un convenio formal de por medio.

Al teatro, de alguna forma, lo condenó la fragilidad de un inmueble vecino, también antigua propiedad del ISSSTE, que acarrea daños desde el sismo de 1985 -desalojado en 2012- y que, cada vez que tiembla, golpea al edificio que lo contiene.

El ultimátum de sus caseros, con fecha de cierre en agosto, ha puesto en marcha el desmantelamiento del teatro, un movimiento apenas perceptible desde la calle, ante la fachada del edificio que, durante más de medio siglo, fue sede de grandes hitos del teatro mexicano.

Adentro, sin embargo, en plena pandemia de Covid-19, la pesadumbre es evidente en los rostros de la plantilla técnica del espacio, que ha tenido que redoblar esfuerzos para hacer el inventario, desarme y embalaje de las herramientas con las que, durante décadas, hicieron realidad las visiones escénicas -algunas por demás excéntricas- de directores de todo el mundo.

Una por una, las 522 butacas que hacían del Jiménez Rueda uno de los teatros de mayor formato de la capital han tenido que irse desarmando.

Contemplar el teatro así, despojado de sus asientos, es un golpe inmediato para la memoria.

"Imagínate lo que es para nosotros", lamenta Ignacio "Nacho" Medel, Jefe de Utilería del teatro, cuando descorre la cortina que separa al lobby del foro, en un breve recorrido por el inmueble.

Pero aunque la tristeza es mucha y el destino parece cantado, ni los técnicos del teatro ni los empleados sindicalizados de Bellas Artes ni un sector de la comunidad artística están dispuestos a dejar que el teatro se pierda de un plumazo burocrático, todavía sin garantías jurídicas plenas de que uno nuevo se levantará en su lugar.

La resistencia del Teatro Julio Jiménez Rueda continúa, en este último y crucial mes de vida, bajo un lema que se instauró por la defensa de este espacio y se ha convertido, con los años, en el grito de guerra de los artistas escénicos de México: "Ni un teatro menos".

PLEITO DE AÑOS

El sino trágico del Teatro Julio Jiménez Rueda, con esa confrontación incesante entre el ISSSTE y el INBA que lo llevó a su cierre, está cifrado desde el ordenamiento de su creación.

Publicado el 1 de abril de 1961 en el Diario Oficial de la Federación, el...

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