TEMPLO MAYOR

AutorF. Bartolomé

CUANDO PENSABAN que las cosas en Nuevo León no se podían poner peor, ayer el narcotráfico tocó a las puertas del mismísimo gobernador.

LA AMENAZA DIRECTA en contra del priista Rodrigo Medina -y que él mismo reconoció y a la que dio validez con una respuesta en Twitter- es para poner los pelos de punta.

MÁS ESPANTA que el asesinato de dos escoltas no sólo es un desafío a las autoridades. En sí mismo es una oscura advertencia para el gobierno estatal, vulnerado ahora en sus anillos de seguridad por el crimen organizado.

LOS GRUPOS del narco parecen decir a gritos que su poder es ilimitado y que, si se lo proponen, pueden entrar cuando quieran hasta el círculo más cercano del mismo gobernador.

LA GRAN DUDA en todo esto es ¿hasta dónde está infiltrado el narco en Nuevo León?

AUNQUE todo el mundo quiera olvidar rápido el "incidente" de Jorge Hank Rhon, la realidad es que hay un asuntito pendiente.

EL CACHORRO de Atlacomulco no fue liberado porque sea inocente... sino porque los soldados violaron la ley.

AL MENOS eso es lo que dijo la jueza Blanca Evelia Parra Meza, quien desechó las pruebas del delito de acopio de armas porque quedó demostrado que la tropa entró ilegalmente al domicilio del empresario.

ES DECIR, la juzgadora lo exoneró no porque lo creyera una blanca paloma, sino porque no hubo la famosa "flagrancia", fue un allanamiento sin orden de cateo y, además, todo quedó grabado en video.

EL ASUNTO MOLESTA por dos vías: porque se siguen violando las garantías individuales (y además las autoridades lo encubren); y, todavía peor, porque se dejó ir un pajarote de cuenta.

SI LA PROCURADORA Marisela Morales es tan celosa del Estado de derecho como dice ser, seguramente para esta hora ya tendrá abierta la averiguación previa contra quien ordenó y llevó a...

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