TEMPLO MAYOR

AutorF. Bartolomé

AYER no fue martes 13, pero sí fue un mal día para la República, para la democracia y para la certeza jurídica que tanto trabajo cuesta construir. Y es que, por un lado, en la Cámara de Diputados se dio carta blanca al gobierno para ejercer el terrorismo fiscal, y por el otro, en el Senado se aprobó la revocación de mandato, que es como llaman los morenistas al juego eterno de autopromoción del Presidente.

EN San Lázaro la bancada que encabeza Mario Delgado se negó a discutir cualquiera de las 34 reservas a la reforma. Con el apoyo de PT, Movimiento Ciudadano, PES y el PVEM, echaron a andar la aplanadora... ¡y adiós, Nicanor! El resultado: se acaba la presunción de inocencia, pues empresas y contribuyentes serán considerados culpables aunque demuestren lo contrario.

PESE A QUE el PAN, el PRI, el PRD, cinco morenistas y dos diputados sin partido dieron la pelea, se aprobó la reforma que mete en el costal de la delincuencia organizada a la iniciativa privada. El único priista que apoyó la medida -¡qué raro!- fue Rubén Moreira.

POR LO QUE se refiere a la revocación del mandato, si bien hubo modificaciones a la iniciativa original, la realidad es que Andrés Manuel López Obrador tiene ya el marco legal perfecto para seguir en campaña por lo que resta de su gobierno. Y dado que el pueblo sabio es el que quita y el que pone, en una de ésas...

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