TEMPLO MAYOR

AutorF. Bartolomé

AUNQUE desde su campaña Andrés Manuel López Obrador ha insistido en que la política para combatir la inseguridad se resume en la frase "abrazos, no balazos", los hechos muestran que ese reparto no ha sido parejo.

ABRAZOS para Ovidio Guzmán, el hijo de Joaquín "El Chapo" Guzmán, a quien él personalmente ordenó liberar cuando fue detenido por fuerzas federales.

BALAZOS para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) de Nemesio "El Mencho" Oseguera, cuyo hijo Rubén "El Menchito" fue extraditado a Estados Unidos en febrero.

ABRAZOS para María Consuelo Loera, mamá de "El Chapo", a quien saludó de mano durante una gira por Sinaloa y a quien prometió ayudar a conseguir una visa humanitaria para visitar a su hijo preso en Nueva York.

BALAZOS para el Cártel de Santa Rosa de Lima en el operativo de la semana pasada en el que fue detenida María Ortiz, madre de José Antonio Yépez "El Marro", quien lidera esa organización asentada en Guanajuato.

Y TODO INDICA que el tratamiento es recíproco, pues mientras hay quienes amenazan a nombre del Cártel de Sinaloa asegurando que ese grupo delictivo "está con AMLO", ayer el CJNG intentó matar al secretario de Seguridad de la CDMX, Omar García Harfuch.

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QUIEN pareciera andar en otra órbita es el intelectual orgánico del régimen, John Ackerman, quien ayer equiparó en su cuenta de Twitter a los hombres armados que atentaron contra el jefe de la policía capitalina con ¡los periodistas!

EL ACADÉMICO...

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