TEMPLO MAYOR

AutorF. Bartolomé

EN ESTOS DÍAS los científicos mexicanos andan más desconsolados que un vacacionista en Cancún con huracán. De entrada, por supuesto, por el fallecimiento de Mario Molina, que nomás ganó el Premio Nobel de Química.

PERO TAMBIÉN andan con un ánimo más pesado que el iridio, porque la 4T ha demostrado que no sólo no le entiende a la ciencia, sino que tampoco le importa hacerlo. Y las evidencias científicas sobran: ¿qué se hizo contra el sargazo? ¡Se mandó a la Secretaría de Marina! ¿Qué se está haciendo con las energías renovables? Se les está bajando el switch.

¿EN QUÉ CREE la mismísima directora del Conacyt? Cree que existe una ciencia neoliberal y otra nacionalista (y lo peor es que el Presidente le cree). ¿Cómo se cuida el jefe del Ejecutivo del Covid-19? No usando cubrebocas. ¿Qué opina el gobierno de la energía eólica? ¡Que afea el paisaje! ¿Y en qué está invirtiendo sus pocos recursos? En energías fósiles, caras y contaminantes.

EN MEDIO de todo esto, el gobierno ha decidido desaparecer los fideicomisos que financiaban a estudiantes de posgrados y a investigadores. El problema es que a la ciencia no le importan las creencias de los funcionarios.

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NO SE lo cuenten a nadie, pero todavía no acaba la batalla contra la militarización del país. Cuentan que la ministra Yasmín Esquivel tenía listo su proyecto para desechar la controversia interpuesta por la Cámara de Diputados contra el decreto presidencial que autoriza usar...

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