Tenía 30 años

AutorRay Robinson

Ray Robinson es una de las voces inglesas más promisorias de los últimos años. Con su debut literario irrumpió en la escena editorial y fue finalista del premio más antiguo en Inglaterra, el James Tait Black Memorial Prize, que finalmente ganó el afamado autor americano Cormack McCarthy. Editada por Sexto Piso, "Electricidad" es la historia de una mujer de 30 años que sufre de epilepsia. La novela será presentada el martes 19.

Tenía treinta años cuando vinieron de nuevo por mí.Sentada en mi cabina me da un Apagón, el estrépito de las máquinas que se vuelve insoportable y me sofoca. Pulsaciones y blips, zumbidos y chasquidos de ranuras que arrojan monedas, los ra-ta-ta-ta de metralletas y los disparos de láser que no cesan. Sonidos que se hunden por los sumideros de mis oídos hacen que mis ojos desvaríen por los letreros en las paredes:

no se permite la entrada a menores de 16 sin un adulto

tome asiento, descanse, juegue al bingo

deposite, cobre en efectivo

bolsa acumulada de póquer 50 libras cada quincena

estas máquinas pagan hasta 25 libras en efectivo

Las letras que entran y salen a nado de mis ojos, como que me marean.

Y fue entonces cuando los vi: dos uniformes. Se dirigían a la oficina de Jim y pensé: están aquí para advertirnos que hay unos gañanes ambiciosos, o algo así. Pero veo que lo que sigue es que Jim viene por la máquina del Derby y me está apuntando con el dedo.

Agacho la cabeza y pretendo que cuento monedas.

Tocaron la puerta y entraron. La mujer policía dijo ¿Lily?, y parecía que mi nombre realmente le provocaba mal sabor de boca. La nube en su cara lo decía todo.

Asentí con la cabeza, preguntándome qué diablos había hecho. Entonces el policía me pidió que confirmara mi nombre completo, fecha de nacimiento y dirección, moviendo la cabeza como si ya se los supiera de cabo a rabo.

Y entonces uno de ellos lo dijo, -Tu madre está enferma.

Madre.

Sentí que mi cabeza caía al suelo.

Después mis ojos dejaron de funcionar, los brazos me colgaban con pesadez a los lados.

-La han llevado de urgencia al hospital. Está en condición crítica.

Una mano que me aprieta.

-Preguntó por ti.

Yo quería acostarme, allí y en aquel mismo momento. Quería dormir. Quería que esos canallas volvieran a salir por la puerta y me dejaran por fin sola. Vamos. Sí, vamos. Un brazo pasa por el hueco del mío. Vamos, Lily. Quería aplastarlos a golpes y que se largaran. Encontrar un rincón pequeño y oscuro para acurrucarme y esconderme. No salir nunca más. Pero...

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