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La guerra del tiempo real

La ideología de una época se define, según Régis Debray, por lo que elige adoptar como real. El filósofo señala que, frente al poder mediático, que construye lo real al mismo tiempo que lo interpreta, sólo queda oponer el juicio moral o cultural. Paul Virilio va más allá, al afirmar que el tiempo real, "la última perspectiva", ha generado un mercado de la mirada que desembocará en un control visual generalizado, una vigilancia global provocada por la multiplicación de cámaras on line en el mundo. La aceleración de la realidad, señala en La post-televisión, amenaza con producir una ceguera colectiva y una derrota de los hechos, al imponerse la verosimilitud de lo lejano. Pero junto a los peligros se abren también oportunidades: los adelantos tecnológicos permitieron que la cobertura de la guerra en Iraq no fuera patrimonio exclusivo de la CNN, como sucedió en la guerra del Golfo en 1991, al bastar una webcam o cámara virtual y una computadora portátil con conexión inalámbrica a internet para transmitir la noticia en tiempo real, ya fuera por televisión o por la red. Junto a televisoras como CBS y BBC, se pudo acceder a cadenas como la árabe Al-Jazeera, que ofreció una visión divergente del conflicto. Aunque quienes reflexionan sobre la naturaleza de la información, como el periodista Ignacio Ramonet, alertan sobre las consecuencias aún no claras de suponer que basta ofrecer la imagen de un acontecimiento para conferirle significado, si en algo coinciden adeptos y detractores es en que la "guerra del tiempo real" llegó para quedarse; hasta hoy, el don de la ubicuidad ha demostrado ser irresistible.

Años de estrés

La historia atribuye a Hipócrates el descubrimiento de ciertas reacciones orgánicas que permiten al individuo enfrentar las agresiones externas. Aquellos primeros peligros, relacionados con las fieras y las fuerzas de la naturaleza, han adoptado en estos días la forma de lo cotidiano, desde el exceso de trabajo hasta la crisis de pareja. La palabra "estrés" remite al latín strictus, "reducido", y se asocia con quienes padecen tensión excesiva, siempre al borde del agotamiento. Se calcula que esta pandemia afecta a la mitad de los habitantes de los países desarrollados; sus síntomas son múltiples, lo mismo taquicardia que miedo o excitación, y su cura se ve lejana por el trepidante ritmo de vida actual: los médicos aconsejan descanso.

Revolución digital

La red, como una poderosa revolución que permeó la...

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