Tequisquiapan, un spa natural

AutorAlicia Boy

Tequisquiapan es una ciudad privilegiada por su excepcional clima, sus mágicos manantiales de aguas termales, su arquitectura colonial y, sobre todo, por su cercanía con la Ciudad de México.

Este pequeño rincón de Querétaro se ha convertido en el sitio ideal para pasar un fin de semana de descanso, relajamiento y renovación física y espiritual, actividades que se practicaban desde la época prehispánica, primero por los otomíes y después por los chichimecas.

Estos grupos étnicos realizaban actividades de purificación y curación en torno a estos manantiales. Los chichimecas codiciaban el suelo de Tequisquiapan por la fertilidad de las vegas, sus aguas cristalinas y árboles de abundante follaje.

Desde aquellos tiempos se tenía conocimiento de las virtudes de las aguas termales que brotaban en abundancia, y cuyos minerales contenían dones curativos.

Los antiguos pueblos llevaban a cabo ceremonias o baños en "temazcales", donde limpiaban no sólo el cuerpo, sino también el espíritu.

Los temazcales eran construcciones redondas parecidas a los iglúes, construidas justo en la salida del agua; así, ésta conservaba su temperatura de entre 35 y 80 grados centígrados.

Actualmente el hombre ha logrado explotar las aguas termales en instalaciones modernas, la mayoría de los hoteles cuenta con cuartos en donde el huésped tiene la privacidad suficiente para disfrutar de las aguas termales en grandes tinas o pequeñas albercas.

Encanto Pueblerino

Los españoles llegaron a estas tierras en 1551, se aliaron estratégicamente con los otomíes para catequizar a los chichimecas, y de esta forma agruparlos en pueblos para poder controlarlos y evitar así los asaltos y ataques de quienes transitaran por la región.

De esta manera Tequisquiapan se convirtió en una población española, se erigieron casonas y edificios que hasta la fecha le dan su encanto pueblerino, con calles empedradas y la belleza de su arquitectura colonial.

En cualquier recorrido encontrará casas generalmente adornadas con arcos de bugambilias. Sus calles, unas angostas y otras más anchas, invitan al turista a un recorrido por el tiempo.

En algunos rincones podrá apreciar plazuelas con fuentes que refrescan el ambiente. En las esquinas verá alguna que otra imagen de la Virgen de Guadalupe, o una cruz de cantera o cerámica incrustada en la pared de las casas.

Los fines de semana el punto de encuentro y de paseo es la Plaza Cívica. En este pequeño núcleo del pueblo se reúne la gente para realizar sus...

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