El tesoro de Rafael Tovar

AutorYanireth Israde

Lo primero que hacía Rafael Tovar al abrir la puerta de su casa era gritar el nombre de sus hijas María y Natalia, quienes se apresuraban escaleras abajo para saludarlo.

"Siempre sabíamos cuándo llegaba porque oíamos la puerta y las llamaba", cuenta Mariana García-Bárcena, viuda del primer Secretario de Cultura de México, fallecido hace un año.

A la biblioteca desbordante de libros -escaleras arriba-, donde Tovar acudía tras platicar de su día con las niñas y ayudarles a veces con la tarea, García-Bárcena ha logrado al fin entrar sin que la nostalgia la detenga.

Porque esta habitación prolija de luz, dominada desde una esquina por un retrato al óleo de su esposo -sereno y plácido en el cuadro-, fue la que más tiempo ocupó él, explica, y la que más nítidamente muestra su rastro, que ahora comparte con REFORMA.

"Ha sido muy difícil estar en los espacios donde más estaba él. Me entra una nostalgia horrible, pero a un año he logrado estar aquí. He tratado de ver cómo puedo organizar la biblioteca sin moverla mucho, pues tampoco quisiera hacer una clasificación perfecta: prefiero mantenerlo todo como él lo dejó".

La biblioteca, en cuyos anaqueles Tovar repartió fotos de sus hijos mayores Rafael y Leonora -de su matrimonio con Carmen Beatriz López Portillo- y de las pequeñas que procreó con García-Bárcena, junto con esculturas, pinturas, discos y premios, era un espacio sagrado para el también escritor.

"No permitía que nadie moviera, no la podíamos ni sacudir. Sabía dónde estaba cada uno de sus libros; dentro de su desorden tenía un orden para identificar cada cosa", recuerda García-Bárcena, pareja del Secretario durante 16 años.

Tovar olvidaba, en cambio, dónde dejaba los lentes; por eso disponía de varios pares que podía encontrar en el automóvil, en su oficina o en su casa.

Abogado de formación, con estudios de doctorado en historia de América Latina, miembro del Servicio Exterior Mexicano y titular dos veces del extinto Consejo Nacional para la Cultura y las Artes antes de convertirse en Secretario de Cultura, Tovar murió el 10 de diciembre de 2016 de un mieloma múltiple cancerígeno que le atacó la columna vertebral. Tenía 62 años, 4 hijos, 3 libros de su autoría y una curiosidad inconmensurable.

"Se interesaba por todo; leía lo mismo libros de ciencia que de historia de Europa. Hay libros por todas partes: en su cuarto, en el de las niñas, en el comedor, en la sala... Leía en todos los espacios. Siempre lo veías con un libro en...

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