Tiempos de guerra... de nuevo
Autor | Judit Bokser Liwerant |
Nuevamente una guerra en el Medio Oriente. Los altibajos de los conflictos que lo han aquejado no impiden destacar que el estallido ha sido a la vez sorpresivo y posible. Los diversos ciclos por los que ha atravesado la región, en los que han alternado el diálogo y la violencia, han conducido a que gran parte de las expectativas así como de los diagnósticos oscilen, de un modo abrupto, entre esperanzas renovadas y profundos pesimismos.
Si bien desde sus inicios han convergido diferentes problemas en la región, esta diversidad es hoy más compleja y visible. Al eje del conflicto interestatal, que se ha dado de manera a la vez sostenida y fluctuante entre el Estado de Israel y los países árabes; al eje intercomunal y nacional entre aquél y los palestinos y al derivado de las rivalidades y pugnas al interior del mundo árabe, tanto étnicas como políticas y de diversidad religiosa, se agrega hoy, con renovada fuerza, un eje conflictivo que se ve marcado por las transformaciones en el seno del Islam y su expresión en crecientes fundamentalismos. Todos estos ejes conflictivos, que han tenido diferente intensidad a lo largo del tiempo y que interactúan entre sí, se despliegan hoy, en los tiempos de la globalización, relacionando y confrontando los ámbitos locales, nacionales, regionales y, ciertamente, el global.
Otra vez en guerra el Medio Oriente. Su detonador, podría señalarse, no explica por sí mismo su intensidad; afirmar que se trata de un conflicto local es omitir o reducir su comprensión. El hacerlo, ha impedido, de hecho, evaluar adecuadamente su alcance y por ende la pretendida desproporcionalidad de las acciones en condiciones en las que la disparidad misma de los actores, sus agendas y sus propósitos no permiten equivalencias. En efecto, el pasado 12 de julio, Hizballah ("Partido de Dios" en árabe1) secuestró a dos soldados israelíes en territorio israelí, asesinó a otros ocho y atacó con artillería la zona norte del Estado de Israel. Estas acciones constituyen de por sí un casus belli en cualquier parte del mundo, e Israel actuó en consecuencia, independientemente de cómo se evalúe el cálculo militar y político que orientó su estrategia.
Sin embargo, las modalidades de la confrontación son singulares. Se trata de un conflicto bélico entre un Estado y una organización fundamentalista no estatal, asentada en un territorio delimitado dentro de Líbano, con armamento y control de la frontera con Israel y con atribuciones cuasiestatales. Un Estado dentro de un Estado, se ha dicho. Hizballah, fundado como movimiento de resistencia contra la ocupación israelí en...
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