Tiempos de incertidumbre y de esperanza

AutorMiguel León-Portilla

Escribo estas líneas pensando que tal vez en los siglos venideros algunos abrirán esta caja del tiempo en la que encontrarán éste y otros textos. Diré por qué digo que vivimos tiempos de incertidumbre, aunque a veces creo que en todas las épocas la existencia humana ha estado entretejida de dudas, aflicciones, disfrutes y esperanzas.

La perspectiva desde la que escribo tiene como trasfondo el medio siglo pasado. Después de la Segunda Guerra Mundial los países vencedores propiciaron la creación de organismos internacionales como la ONU y otros para promover la paz y el bienestar. Un nuevo optimismo comenzó a florecer, sobre todo en los que se llamaron países desarrollados. La moderna medicina abate a muchas enfermedades y contribuye a elevar la esperanza de vida. Nuevas tecnologías nos han dado la televisión y un desarrollo extraordinario en la aviación civil. El hombre por vez primera sale de la Tierra y pisa el suelo lunar. En las ciudades surgen los grandes centros comerciales donde cada quien escoge lo que va a adquirir. En fin pareció que el mundo feliz estaba ya al alcance de la mano.

Algunos nubarrones, sin embargo, comenzaron a oscurecer la realidad. La descolonización de las antiguas posesiones europeas no trajo la felicidad a los antes dominados. Nuevas guerras en algunos lugares del planeta volvieron a ensangrentarlo: en Argelia, Corea y Vietnam. El optimismo comenzó a ceder ante la incertidumbre.

En el marco de estas y otras realidades trataré de situar lo que es hoy nuestro presente para dar noticia de él a quienes en el futuro puedan leer estas líneas.

Sea lo primero hablar de lo que llaman globalización. Se deja sentir ésta cada vez con mayor intensidad en México y en el mundo entero. Grandes cambios nos ha traído. Es patente en las comunicaciones cada día más rápidas y amplias que permiten conocer lo que pasa en el mundo y facilitan trasladarse a velocidades antes insospechadas. La globalización también influye radicalmente en la economía, la ciencia y la tecnología y hasta en las modas. Para muchos todo esto es altamente positivo.

Pero pensemos también en la globalización cultural. Se dirige ella a afectar nuestros modos de pensar, creer, sentir y, en una palabra, de ser. La globalización cultural pone en peligro nuestros diferentes atributos, raíz de nuestras identidades. ¿Podría ocurrir que algún día la humanidad entera quedara clonada según normas y propósitos que más que incertidumbre provocan pavor?

Otra forma de globalización es la que está causando en México y en el mundo entero el cambio climático. Se conoce él también como calentamiento de la Tierra o efecto invernadero. El uso y abuso sin control de energéticos contaminantes ha puesto en peligro a nuestro planeta. Síntomas de ello son el derretimiento de los casquetes polares, la creciente desertificación, la recurrente aparición de fenómenos metereológicos antes muy raros y aún desconocidos. Pienso, por ejemplo, en el incremento y fuerza de los huracanes que arrasan...

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