Tierra de mujeres

AutorLupita Aguilar

El nombre de Cihuatlán, ahora Zihuatanejo, viene de la lengua náhuatl y significa "tierra de mujeres". Historias escritas en los Siglos 16 y 17 reportan que en este sitio no sólo había damas con pieles doradas y largas cabelleras, sino además tesoros enterrados en sus costas, residuos de barcos naufragados.

Estas leyendas en gran parte han dado la pauta para que propios y extraños lleguen a Zihuatanejo con el objetivo de sumergirse en las profundidades en busca de un tesoro.

La pesca es la actividad primordial de sus habitantes. Dicen los expertos en este arte que la Corriente de Humboldt y la Contracorriente Ecuatorial facilitan la supervivencia de las especies marinas.

Caballos, pero de mar, además de peces barberos, ángeles con escamas y arrecifes coralinos de diversas proporciones, encuentran su hábitat en 28 sitios destinados al buceo en sus diferentes categorías.

"Es un paraíso para los fotógrafos", comentan los pescadores de Zihuatanejo, que llegan al filo de las seis de la mañana a sobrecargar las balanzas con la pesca nocturna.

Redes tejidas de hilo sintético se enredan y desenredan. La familia se reúne. Pescados fritos con salsa de tomate asado, ajo y chiles toreados se machacan en el molcajete para acompañar tortillas blancas y frijoles tan oscuros como los ojos de las mujeres que habitan este lugar. Una "Yoli" fría se sirve en vasos de plástico.

La moda de Edoardo Rocha divide en dos prendas la silueta. Pañuelos de seda estampados se convierten en tops tipo "halter" para coordinar con pantalones morados e imponer una nueva era de contrastes.

El espíritu setentero se adueña de la escena. Lentes rectangulares, pulseras y aretes en dos tonos regresan con fuerza para dar paso al maximalismo.

Distintos collares se enfilan en un solo clavo. Canastas de vendedores presentan móviles, manteles de palma, corales y grandes caracoles con o sin calcomanía de un pez vela o la Virgen de Guadalupe.

Otra mujer, pero de apenas 80 centímetros de estatura, toma su baño desnuda. De la jícara de plástico salta el agua cristalina.

"Así le gusta... tiene calor", justifica su madre, mientras que la moda de la diseñadora Wanda Amieiro se descubre con una camiseta de fibras naturales y sintéticas.

El naranja, el color de estación, coordina con los detalles étnicos y los pantalones pescadores trabajados en lino.

Del muelle a la marina

Sobre la Marina de Zihuatanejo ondea la bandera mexicana. La escuela naval, las tiendas y los pequeños puestos de artesanía...

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