Tikal: El 'Nueva York' de los mayas

AutorCarmen González

REFORMA/ Enviados

Fotos: Salomón Ramírez

PETÉN FLORES, Guatemala.- Desde la entrada al Centro de Visitantes de Tikal no se permite el acceso de ningún tipo de vehículo, quien quiera conocer los vestigios de la civilización maya tendrá que hacerlo a pie, bajo temperaturas de más de 30 grados y una humedad que presiona el aire y dificulta la respiración.

Es recomendable abastecerse de agua en este punto y una gorra o visera para protegerse del sol.

Se inicia la caminata por las calzadas, llamadas en lengua maya itzá "Zac Bé", que significa "camino blanco", y con justa razón, ya que se trata de senderos de piedra caliza, cuya blancura refleja los rayos del sol, sin llegar a lastimar la vista.

Metros antes de arribar al primer templo encontrará un enorme ceiba pentandra, el árbol sagrado de los mayas, que en la copa asemeja una gigantesca tarántula. Este ejemplar tiene unos 25 metros de altura y anuncia a los visitantes que están a punto de entrar a un territorio en el que todo, la vegetación, la fauna, el clima, los sonidos y, por supuesto, la arqueología, serán sorprendentes.

El camino continúa cuesta arriba cuando de pronto, entre la espesura de la vegetación, se asoma una estructura de piedra. En este punto usted está de espaldas al templo número uno o del Gran Jaguar, que mide 45 metros de altura.

Muchos visitantes se apresuran a tomar fotos del lugar, sin embargo, no es la mejor toma, ya que al cruzar por un terreno elevado descubrirá otras maravillas dignas de ser inmortalizadas.

Más adelante se encontrará rodeado de una serie de palacios, se trata de la Acrópolis Central, lugar donde los antiguos mayas rendían tributo a los gobernantes y a la clase alta. Al subir por la grada ceremonial se sorprenderá del tamaño de los escalones para acceder a las partes más altas de los palacios.

Éstos eran los lugares que habitaba la aristocracia maya, y contaban con una serie de tronos, estratégicamente colocados, para recibir la pleitesía de los súbditos.

Cada 52 años se remodelaba la estructura de estos palacios y se extendían alrededor, en forma semejante a las capas de una cebolla. En algunos se conservan restos originales de madera de Chico Zapote, que soportaba la estructura de piedra en la entrada a las cámaras.

Para acceder a la zona de la Acrópolis Norte, en la que se encuentran dos de los templos mejor conservados, se puede subir por los palacios de la Acrópolis Central, aunque al pie de cada una de las construcciones hay un letrero que...

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