La tolerancia

AutorCarlos Tello Díaz

"La tolerancia es un compromiso activo y positivo con la diversidad humana y es, por tanto, un principio clave de la democracia en nuestras sociedades multiétnicas y multiculturales", afirmó Kofi Annan en un mensaje a propósito del Día Internacional de la Tolerancia. Hace exactamente 10 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó a los países miembros a celebrar ese valor, la tolerancia, el 16 de noviembre, luego de culminar en 1995, a iniciativa de la UNESCO, el Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia. Este jueves 16 de noviembre celebramos así 10 años de ese primer llamado, cuyo espíritu quedó plasmado en el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005 de Naciones Unidas, donde los países miembros reafirmaron su compromiso de fomentar la libertad y el bienestar de los hombres y de alentar la tolerancia, el respeto, el diálogo y la cooperación entre diferentes culturas, civilizaciones y pueblos. Pocas veces como ahora, en efecto, la tolerancia ha sido un valor tan importante. La tolerancia entre las religiones, por ejemplo, entre el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam, motivo de los conflictos más graves en Occidente y Medio Oriente. Es importante conocer su historia, por muchas razones, entre otras por ésta: porque el valor de la tolerancia surgió en el tiempo de las terribles y sangrientas guerras religiosas que azotaron a los pueblos de Europa en los siglos XVI y XVII.

Reconocer la pluralidad

La tolerancia es un valor asociado tradicionalmente con las relaciones entre las personas y las culturas. Surge a partir de un hecho: el hecho de la pluralidad. La pluralidad y la tolerancia nacieron de la mano en la historia de Occidente. Al surgir la conciencia de la pluralidad, surgió también la tolerancia -o su contrario: la intolerancia-. En este sentido, la primera fue -y es- una condición de la segunda.

La pluralidad, decía, es un hecho, no un valor. Los individuos y los pueblos tienen ideas muy diversas, a veces contradictorias, sobre el bien y el mal. Este hecho puede ser reconocido o reprimido. Quienes abrazan el principio de la tolerancia -porque reconocen la pluralidad- renuncian a sujetar a los demás a la tiranía de una sola doctrina, ya sea política, moral o religiosa. Están a favor de la diversidad. Saben que hay formas de vida que pueden no compartir, que pueden incluso contemplar con horror. Lo asumen sin resignación y sin indiferencia, pero con serenidad. La tolerancia, en efecto, es distinta de la resignación: no...

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