TOLVANERA / Se busca

AutorRoberto Zamarripa

Hace 30 años la irrupción del movimiento cardenista le cambió la cara a la izquierda partidista. Subvirtió el sistema político y tuvo el acierto de convertir ese torrente en un partido político. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), fundado en mayo de 1989, amalgamó a izquierdas históricas y nacientes con segmentos priistas que opusieron sus propuestas en temas torales como el Tratado de Libre Comercio a la vez que acercó a esta corriente a reclamos de democracia política impugnando el fraude electoral.

La izquierda independiente mexicana balbuceaba en temas de legalidad electoral y convivía con agrupaciones que coqueteaban con vías armadas para asaltar el gobierno. Como PRD pasó a convertirse en una fuerza indispensable fundamental, por ejemplo, para el empuje de reformas que institucionalizaron e independizaron los procesos electorales.

En las cinco elecciones presidenciales, la izquierda (PRD) fue un actor importante pero con la característica de estar atado a una figura única. En 1988, 1994 y 2000, el candidato fue Cuauhtémoc Cárdenas pasando de disputar la elección a dos terceros lugares. En 2006 y 2012 el candidato fue Andrés Manuel López Obrador.

Al igual que la disolución de la hegemonía PRI-PAN, la elección de 2018 marca el fin del protagonismo de una izquierda electoral, atada a un caudillo, y cuyo programa estaba puesto en las urnas para la decisión ciudadana. No quiere decir que algunos de los protagonistas no sean de cultura de izquierda o enarbolen sus demandas sino que las coaliciones registradas han colocado a esa corriente en segundo plano disminuyendo la estridencia y el contraste.

Las dos más importantes formaciones de izquierda se aliaron con la derecha: en el caso de Morena como eje de la coalición con el PES y en el del PRD como subordinado de un fragmentado PAN. Una convicción parece recorrer a los partidos de la izquierda: solos no pueden ganar pero además deben sacrificar sus postulados y a muchos de sus dirigentes para atemperar su imagen ante los electores. La izquierda no estará en la boleta electoral. Por ahora estorba, incomoda.

La izquierda tiene muchas vertientes pero puede decirse que antes de 1988 había grupos sólidos con programas...

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