TOLVANERA / Militares

AutorRoberto Zamarripa

El Ejército mexicano es producto de una reconformación de civiles en guerra (la Revolución de 1910) que constituye un cuerpo institucional fundador y pilar de un Estado.

Los militares se hacen del poder presidencial para poner en orden al país e institucionalizarlo.

Pero entre 1918 a 1946 se pasó de la preeminencia de los militares en la política a su presencia marginal y regreso a los cuarteles. El paso para separar al poder castrense del poder político lo dieron dos generales desde la Presidencia: Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho. Después de ellos todos los presidentes fueron civiles.

La generación que encabezó a las Fuerzas Armadas en cinco sexenios fue formada en el fragor de la Revolución Mexicana. Todos los secretarios de Guerra y Defensa en medio siglo fueron combatientes en la lucha armada de 1910. Por ejemplo, el general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa con Gustavo Díaz Ordaz, fue combatiente villista y después constitucionalista.

La formación y discurso de ese generalato estaban imbuidos por la defensa del legado de la Revolución y por tanto en combatir a sus enemigos: los cristeros, los panistas, los comunistas o los movimientos sociales laborales y agrarios.

El cisma del Ejército mexicano fue la represión al movimiento estudiantil de 1968 visto desde el lado castrense como una gran conspiración y amenaza al sistema emanado de la Revolución Mexicana.

En el campo fueron victoriosos. Pero públicamente fueron condenados tras la masacre del 68.

Aunque con el mismo discurso y doctrina, el Ejército mexicano cambió súbitamente su vocación. En los setenta pasó a ser combatiente de otra amenaza a la estabilidad que era la guerrilla. Bajo un discurso anticomunista coincidente con los procesos donde se encaramaron los militares golpistas en Centro y Sudamérica, el Ejército mexicano protagonizó una de las peores etapas donde fue tolerado el asesinato y la desaparición bajo manto institucional.

Tras la cruenta guerra sucia, el Ejército siguió de largo en el combate al narcotráfico. En los noventa es ya un flagelo y, coincidente, la guerrilla zapatista surge para rememorar el pasado inmediato de una cruenta lucha. El Ejército combate a los zapatistas solo dos días. Después se repliega. Con el narcotráfico se empantana.

Los...

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