TOLVANERA / Ser o parecer

AutorRoberto Zamarripa

No, a nadie conviene un país donde el Gobierno controle las elecciones por encima de la autoridad competente. Donde el aparato oficial, el gabinete presidencial, en pleno, se vuelque en favor del partido en el Gobierno. No, no es deseable que en las contiendas políticas el Gobierno use a la policía para amedrentar opositores. Que les disparen, los amenacen. Que desprestigien en campañas oficiales y extraoficiales. Que infecten las redes sociales con noticias falsas para deshonrar y difamar a opositores.

No, para nada es conveniente que los dirigentes del Partido en el Gobierno amaguen con expulsar del país a quienes difieren de las políticas oficiales. "Si no les gusta este país, que se vayan a otro", son las increpaciones típicas de líderes intolerantes de partidos en el Gobierno.

No. No convienen esas elecciones de Estado donde los recursos públicos, generados del dinero de los mexicanos, se destinan para comprar a votantes, sobornarlos, coaccionarlos. Esa perversión de la democracia, esa vulneración de las formas civilizadas para dirimir las riendas de un país, no corresponden a los sistemas democráticos prevalecientes en el Hemisferio. La Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA) lo establece claramente en su artículo 17 que reza: "Cada Estado tiene el derecho a desenvolver libre y espontáneamente su vida cultural, política y económica. En este libre desenvolvimiento el Estado respetará los derechos de la persona humana y los principios de la moral universal".

A la vez que un Gobierno del continente se compromete, en esa Carta, a no andar haciendo tratos secretos con otros estados. El artículo 18 dice: "El respeto y la fiel observancia de los tratados constituyen normas para el desarrollo de las relaciones pacíficas entre los Estados. Los tratados y acuerdos internacionales deben ser públicos".

Por eso no conviene, que funcionarios de esos mismos Gobiernos que monopolizan el poder hasta asfixiar a la ciudadanía hagan tratos secretos con personajes de otros Gobiernos extranjeros acostumbrados a mentir y violar leyes internacionales, sean o no yernos o parientes del mandatario interlocutor.

Luego por qué vienen las quejas ante la OEA, por andar violando los preceptos democráticos a los que se comprometen.

No...

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