Del Toro / ¡Elizabeth, Elizabeth!

AutorPaco Prieto

Llegué tarde a la ciudad de México y sin tiempo para llegar a la plaza, de modo que vi la novillada del pasado domingo a partir del quinto toro y por televisión. Fue providencial: no el hecho de no presenciar la maravillas que bordó Elizabeth Moreno con la muleta que me hubiera gustado ver desde mi localidad, pero sí para escuchar a Herrerías, entusiasmado por lo que venía aconteciendo en el ruedo, quejarse, violentarse, arremeter contra los reglamentos taurinos.

Vayamos a lo primero: Elizabeth revivió en mí el sentimiento profundo, que se mete en las venas como un virus; advertí en ella la cadencia limpia de sus muletazos en unión inseparable con el peligro, como si una danza macabra se desenvolviese ante mis ojos.

Pero como dominó al toro y luego de un pinchazo y de una estocada defectuosa lo remató al primer golpe de descabello, la emoción renació en mí incontenible, esa que no deja duda alguna de que algo rememorable acababa de suceder; la sombra de la muerte había cedido el paso a la...

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