Un trabajo especial

AutorPaloma Villanueva

Trabajar y recibir un sueldo por ello es un logro que muy pocas personas con discapacidad intelectual logran.

De acuerdo con el Inegi, en México hay 448 mil 873 personas con esta discapacidad. De ellas, sólo el 10 por ciento tiene un trabajo y únicamente el 1 por ciento percibe un ingreso.

Falta promover la preparación integral en habilidades y competencias de las personas y vencer los temores y prejuicios que prevalecen en las empresas, señala Enrique Grapa, presidente de la Fundación Inclúyeme.

El organismo ha logrado insertar en el mercado laboral a personas con alguna discapacidad intelectual, lo que no ha sido fácil.

"Tienen miedos que para mí son lógicos. Les llega una persona con síndrome de Down, por ejemplo, y no saben qué hacer con él. No saben por dónde empezar, qué reacción va a tener, si va a ser agresivo, si se va a hacer del baño, si va a entender las instrucciones", relata.

El también consejero de la Confederación Mexicana de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual, cuenta que casi todas las empresas se muestran dispuestas a abrir espacios, pero sólo la mitad lo hace.

Gloria Burgos, coordinadora del área laboral del Centro de Adiestramiento Personal y Social (CAPYS), explica qué los jóvenes con discapacidad intelectual necesitan aprender hábitos, disciplina, responsabilidad y trabajo en equipo.

"Es necesario que tengan un concepto de lo que es la calidad, aprender a trabajar bajo presión y con iniciativa. Que puedan establecer relaciones sociales adecuadas", detalla.

Apunta que el trabajo que puede desempeñar una persona con discapacidad intelectual depende de su nivel de funcionalidad, es decir, su capacidad para seguir instrucciones, manejarse en la comunidad y autocuidarse.

Explica que algunos trabajan en maquila, armado, ensamble, empaque o etiquetado; otros en el área de servicios en comedores, museos, minisúper o cadenas de papelerías, y otros más en oficinas en labor de fotocopiado, mensajería, archivo, etcétera.

"Son buenos para las actividades en las que se tengan muy claros los pasos para la ejecución", apunta.

Una vez que una empresa abre espacios de trabajo para personas con discapacidad intelectual, los facilitadores de

CAPYS capacitan al joven, sensibilizan a los futuros compañeros de trabajo, acompañan al nuevo empleado la primera semana y lo visitan continuamente en los meses siguientes.

"Ellos tienen que ajustarse a las mismas normas que los demás trabajadores", dice.

Y en cuanto...

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