Tradición revestida de vanguardia

AutorRafael Lemus

Google lanzó en febrero un nuevo sitio: la plataforma Google Art Project. La idea, se dice, es digitalizar cuantas obras de arte sea posible y colgarlas en Internet para que los usuarios puedan contemplarlas. Por lo pronto, ya se exhiben allí las reproducciones digitales de mil 61 piezas -obra de 486 artistas y provenientes todas de los acervos de 17 museos estadounidenses y europeos: el Hermitage, el Metropolitan, el Rijksmuseum, el Reina Sofía, el Palacio de Versalles...

También se ofrece al visitante la posibilidad de "explorar" virtualmente algunas salas -hasta ahora 385- de dichos museos y de "crear y compartir su propia colección de obras maestras". La calidad de las reproducciones, casi sobra decirlo tratándose de Google, no es cualquier cosa: algunas imágenes tienen hasta 7 billones de pixeles y uno puede hacer tal zoom sobre ellas que, de pronto, la obra desaparece y emergen detalles inesperados -las imperfecciones del lienzo, las cuarteaduras del óleo, un cabello adherido a un grumo de pintura.

Uno anticiparía una experiencia fascinante. Al fin y al cabo, cómo no arrobarse: hay obras formidables (por ejemplo: El nacimiento de Venus, de Botticelli; El reloj de la noche, de Rembrandt; Pescadores en el mar, de Turner), pintores extraordinarios (Caravaggio, Durero, Tiziano, para sólo mencionar a artistas presentes en la Galería Uffizi) e inmejorables reproducciones digitales. Además, a estas alturas uno ya no puede echar de menos el aura en las copias de obras de arte: está claro que no sólo el original es disfrutable. Y, sin embargo, y a pesar de todo, no es fácil fascinarse ante este proyecto. Por una parte, todo parece un poco provisional: la colección es todavía pequeña, los "paseos" por los museos son cortos y tortuosos, y sólo unas pocas reproducciones alcanzan los gigapixeles tan presumidos por Google.

Por otra parte, hay pocas sorpresas, escasas novedades. Hace ya tiempo que varios museos ofrecen justo esto, recorridos virtuales por sus salas y reproducciones digitales de sus obras emblemáticas, y que uno puede encontrar en línea copias de las obras aquí reunidas. Ahora bien: el problema no es que no haya nada realmente nuevo en Google Art Project. El problema es que, por detrás de la fachada de novedad, se cuela una concepción bastante tradicional, y no poco excluyente, del arte.

De entrada, habría que preguntar: ¿por qué estas obras y no otras?, ¿por qué -digamos- James Whistler y no José María Velasco?, ¿por qué tanta...

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