Traducen impuestos en acervo artístico

AutorOscar Cid de León

José Ramón San Cristóbal Larrea se para ligeramente de puntitas y descuelga de la pared una fotografía en blanco y negro que pone sobre su escritorio. "Podríamos empezar por aquí", indica.

Es 1957, David Alfaro Siqueiros, junto a su colega Raúl Anguiano y el escritor y académico José Luis Martínez, hacen una visita al entonces director de ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Hugo B. Margáin, a quien presentan las primeras obras que habrán de ingresar al patrimonio de la Federación a través de un programa fiscal pionero que sembraría sus bases justo en ese momento, Pago en Especie.

Se observan en la imagen obras como El estudio del artista, también conocido como Lucina y los judas, de Diego Rivera; El beso, de Raúl Anguiano, o La Venus fotogénica, de Rufino Tamayo.

La iniciativa permitiría a los artistas cumplir sus obligaciones fiscales a partir de la entrega de obra plástica.

De eso hace 55 años; el 10 de noviembre de 1957 se dio a conocer el programa en las páginas del Novedades, suplemento México en la Cultura, aunque fue hasta 1975 que se formalizaron las bases.

Se dice que todo surgió cuando Siqueiros visitó a Margáin con el fin de abogar por un colega que estaba apunto de pisar la cárcel por un adeudo al fisco.

Según cuenta José Ramón San Cristóbal Larrea, quien custodia el acervo artístico que la dependencia hacendaria ha conformado a partir del programa, el muralista puso sobre la mesa una consideración: que su amigo liquidara sus deudas con obra.

La anécdota navega entre la realidad y la leyenda, pues nadie sabe a ciencia cierta de la existencia de aquel colega.

En todo caso, señala el funcionario, se trataría de un buen pretexto que devendría en la conformación de una colección pública que asciende a 4 mil 700 piezas. "Si los artistas hubieran seguido pagando con dinero, nos hubiéramos perdido de la más completa colección de arte contemporáneo de este País", advierte bajo un Irma Palacios abstracto que domina su escritorio y que pertenece, justamente, a la colección que dirige, conocida como Colección Pago en Especie.

Cuando habla de "arte contemporáneo", hace un paréntesis, se refiere, sobre todo, a pinturas y esculturas, pues reconoce que los medios alternativos aún no han sido contemplados de manera sistemática por el programa. "Es ése un pendiente", dice.

Pero el valor del acervo, que también resguarda obras de artistas como José Chávez Morado, Leonora Carrington, Adolfo Best Maugard, Jan Hendrix, Angelina...

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