Tráfico de mujeres

AutorEsteban Israel

REFORMA / Italia

ROMA.- Es siempre la misma sórdida historia: jóvenes de Europa Oriental aceptan maravillosas ofertas de trabajo en Italia y acaban en manos de crueles mafiosos que las esclavizan y obligan a prostituirse.

Sin embargo, en la red de traficantes de mujeres desbaratada este mes por la Policía italiana hay ingredientes insólitos, como por ejemplo un respetable profesor universitario romano que extendía falsos certificados de estudio para facilitar el papeleo.

"El elemento nuevo es el pasaje por medio de canales regulares. El tráfico humano ya no utiliza la inmigración irregular. Estas muchachas entran con visas en regla o alegando incluso motivos de estudio, por lo tanto es difícil que las detecten en las aduanas", comenta a REFORMA la socióloga Teresa Albano, de la Organización Internacional para la Inmigración (IOM, por sus siglas en inglés).

La mafia internacional descubierta por los carabineros traficó en el último año a 50 mil mujeres de Rusia y Ucrania. Una vez en Italia eran despojadas de sus pasaportes, amenazadas de muerte y forzadas a prostituirse en clubes nocturnos o en las fiestas de alto vuelo de la aristocracia romana.

Grupos de derechos humanos calculan que, aproximadamente, 30 mil mujeres y adolescentes extranjeras son explotadas como esclavas sexuales en las calles de Italia.

Los girasoles de Rusia

La operación bautizada con el código "Girasole" llevó al arresto simultáneo de 80 personas en varios países de Europa.

"Los investigadores identificaron una red criminal muy activa compuesta por un gran número de empresas de turismo ucranianas que trabajaban en cooperación con agencias de viajes y hoteles de Alemania, Austria, Francia, España e Italia", dijo la agencia policial europea Europol.

Además, fueron intervenidos cuatro hoteles, 13 departamentos, nueve clubes nocturnos y 27 cuentas bancarias.

En Italia los detenidos deberán responder por los cargos de asociación para delinquir, esclavitud, explotación de la prostitución y favorecimiento de la inmigración clandestina. Algunos de ellos probarán el rigor del "41 bis", el régimen carcelario reservado a los capos de la Cosa Nostra.

Las muchachas entraban a Italia como turistas después de recorrer media Europa en tortuosos viajes en autobús, organizados por agencias de turismo controladas por la mafia rusa que dirige toda la operación.

Una vez en suelo italiano, recibían documentos falsos. Cuando la Policía olfateaba algo y hacía demasiadas preguntas, las...

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