El trauma Bin Laden

AutorAlberto Armendáriz

REFORMA/ Estados Unidos

NUEVA YORK.- Los teléfonos no paran de sonar en LifeNet, la línea gratuita de asistencia psicológica que estableció la ciudad de Nueva York para brindar ayuda a las personas con traumas generados por los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, que causaron 2 mil 792 muertos.

Hoy, a dos años de distancia, es cada vez mayor el número de neoyorquinos que se atreven a pedir una mano para recuperar su salud mental.

También aumenta el número de mexicanos que lo hace, a pesar de su tradicional temor a las autoridades y a la deportación. Los 16 mexicanos que murieron en las Torres Gemelas eran indocumentados, y sus restos nunca fueron hallados.

Sus familiares y amigos, así como los mexicanos que perdieron sus empleos a raíz de los mismos, representan el más duro desafío para los servicios de ayuda psicológica establecidos en la ciudad.

"Todavía los mexicanos tienen miedo de pedir los servicios de ayuda psicológica porque creen que pueden ser reportados ante las autoridades. Es una población ilegal que se esconde mucho", explicó la doctora Silvana Bonil, psicóloga que trabaja con la Asociación Tepeyac, la mayor organización comunitaria mexicana local.

"Además, se trata de gente muy humilde y con poca educación, a la que le cuesta abrirse y contar sus problemas psicológicos", añadió Bonil, "no están acostumbrados".

Sin embargo, a dos años de los atentados, cada vez más inmigrantes mexicanos deciden recurrir a los servicios de ayuda psicológica y dejar atrás su encierro emocional.

"Lo bueno es que ahora mucha más gente está pidiendo ayuda. Este era un grupo de gente afectada muy grande que no se estaba teniendo antes en cuenta para analizar el impacto del desorden de stress post traumático", explica Bonil.

En su oficina de la Asociación Tepeyac, Bonil atiende no solamente a mexicanos, sino también a otros trabajadores migrantes latinoamericanos, que se adhieren a los servicios de la ciudad. En total son unos 50 familiares o amigos de víctimas de los ataques, pero también asisten 900 personas que quedaron desempleadas luego de los atentados.

"Los familiares de las víctimas están pasando por un proceso distinto, mucho más duro, sobre todo si se tiene en cuenta que la mayoría de ellos nunca recuperaron los cuerpos de sus seres queridos. Son duelos irresueltos, que no permiten cerrar la pérdida, poder despedirse y seguir adelante con sus vidas", indicó Bonil, que subrayó que ha tenido cinco casos de personas sumamente...

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