Traza tu ruta

AutorJuan Carlos Molina

FOTOS: JUAN CARLOS MOLINA

ENVIADO

SANTIAGO DE COMPOSTELA, España.- Aunque esta ciudad es donde muchos terminan su recorrido por Galicia, también puede marcar el inicio de una expedición por este rico territorio y sus bellas costas.

Luego de conocer la Catedral de Santiago, nuestro itinerario parte hasta el norte de Galicia, a unas dos horas de distancia. En esta zona, primero hay que dejarse embelesar por las vistas de los cabos en las rías altas y más tarde, no puede faltar una parada en el cercano San Andrés de Teixido.

Dice la leyenda que quienes no lleguen en vida a este lugar sí lo harán después de muertos. Aun así, conviene adelantarse y gozarlo de una vez. La aldea cuenta con un bello santuario cuyo origen se remonta al siglo 12. En la zona, muchos visitantes dejan objetos y milagros (figuras del cuerpo humano) con el deseo de que se les curen enfermedades.

Unos 50 kilómetros al sur se encuentra Ferrol, ciudad que tuvo una de las principales bases navales europeas en el siglo 18 y que presume varias edificaciones de arquitectura modernista, diseñadas por el arquitecto Rodolfo Ucha a inicios del siglo 20. Conviene observar construcciones como el Teatro Jofre y el Edificio da Pescadería.

El recorrido gallego puede continuar en La Coruña, capital de la provincia homónima, cuyo Faro de Hércules fue erigido por los romanos y que sigue en funcionamiento hasta la actualidad. Entre las opciones para obtener una bellísima panorámica de la urbe está visitar el parque Monte de San Pedro. Y luego, vale la pena iniciar un paseo a pie desde la Plaza de María Pita, así nombrada en honor a una heroína local que defendió la ciudad en 1589 frente a las fuerzas del británico Francis Drake.

Al continuar el paseo por los litorales se llega a Costa da Morte, cuyo nombre remite a los naufragios que sucedían en la zona debido a sus inquietas aguas.

A pesar de esta siniestra historia, la región no tiene nada inquietante y, en cambio, cuenta con puntos privilegiados para observar las aguas del Atlántico, como el Cabo Finisterre.

Todavía más al sur, una visita casi obligada es el Castro de Baroña, donde se hallan los vestigios de un poblado creado durante la Edad de Hierro y que se abandonó a mediados del siglo 1 d.C.

Se recomienda dar una tranquila caminata por la península rocosa en la que se encontraba el asentamiento y observar cómo las olas se rompen contra ella.

La parada más sureña de nuestro itinerario es en la ciudad de Pontevedra, en las rías bajas.

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