Tres retratos de Julio Scherer García

Murió el periodista que nunca se doblegó ante el poder. Reportero hasta los últimos días de su vida, Julio Scherer García investigó y escribió, dirigió Excélsior y Proceso; formó a varias generaciones de periodistas con su ejemplo y perseverancia; publicó cientos de entrevistas y reportajes; era reacio a hablar de sí mismo, pero escribió 22 libros en los que dejó ver rasgos definitorios de un hombre duro, pero sensible ante el dolor ajeno, la injusticia y la traición; crítico, agudo e intolerante frente a la corrupción y los excesos del poder. En estos textos se retrata al periodista en tres épocas y tres facetas.

Director de Excélsior

Vicente Leñero

El director de Excélsior no tenía enemigos dentro del periódico. Se le respetaba unánimemente y se le quería por su calidez, pero sobre todo se le admiraba por su talento periodístico y por una notable tenacidad que le permitía alcanzar todos sus propósitos: desde el triunfo de sus puntos de vista en una simple discusión, hasta la obtención de una imposible exclusiva periodística; nadie como él para vencer apatías, doblegar voluntades y convertir en sí el no de un hombre público que se resiste a un reportaje; nadie como él para superar obstáculos, para llegar al meollo de la noticia, para entablar relaciones públicas y ganarse a través de ellas la amistad, el cariño, la confianza de la gente importante. Así saltó de simple reportero en 1947 a reportero de grandes exclusivas en los cincuentas, a subdirector editorial en 1963, a director general en 1968. Periodista de tiempo completo durante toda su vida. Jefe alabado, envidiado, querido, temido, pero jamás derrotado ni corrompido. Jefe nato al fin de cuentas, aunque no le gustara el sustantivo. A viejos compañeros como Eduardo Deschamps y Miguel López Azuara que empezaron a llamarlo jefe cuando ascendió a director, él les endilgaba también el jefe como de rebote para destruir toda distancia jerárquica. Desde luego no faltaban periodistas de Excélsior que criticaban acremente a Julio Scherer a sus espaldas. Algunos lo hacían por envidia, otros por resentimiento, los más por problemas psicológicos de inmadurez...

Interior. Oficina del director general de Excélsior. Reforma dieciocho. Día.

Julio Scherer se desplaza del escritorio donde acostumbra desparpajar los periódicos del día hacia la zona de conversación integrada por un sofá y dos sillones tapizados en cuero color crema. Cuando por tres segundos frena de golpe el recorrido, su cuerpo...

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