Turista Exigente / El turista comprador

AutorJosé Antonio Franco

Viajar y comerciar han estado unidos desde los tiempos más remotos. El viaje invita a buscar lo raro, lo atractivo, incluso lo que se encuentra a buen precio allí donde llega el viajero. Los peregrinos traen recuerdos de los santuarios, los viajeros buscan especias, telas, incluso oro: comerciar, comprar, consumir.

Se trata de algo que debe estar profundamente grabado en los genes, porque a veces parece una práctica compulsiva; incluso en las playas donde se va a disfrutar del sol y a descansar parece imposible no dedicar una tarde a pasear, a ir "de shopping". Los empresarios más despiertos lo saben, y no faltan junto a la arena las tiendas donde venden pareos, gafas de sol, trajes de baño, playeras multicolores o salvavidas con forma de delfín.

Hasta ahí todo parece normal, casi explicable; pero cuando el viajero comienza a tener experiencia y ha pasado tardes de compras en distintos puntos del planeta, le entra un desasosiego muy especial.

¿Dónde he visto yo esa toalla de playa con diseño de ballenas saltando sobre las azules olas? Ese pareo de supuesto "batik" ¿no es exactamente igual que el que se exhibía en la playa del año pasado, justo al otro lado del mundo?

En ocasiones a los viajeros les entra una fobia muy especial. Te encierran en un tubo de aluminio con asientos, hacen unos ruidos y cambian el decorado de fuera. Cuando, unas horas después, sales del tubo crees que estás en otro sitio, pero no, todavía estás en el mismo lugar.

Esta sensación se debe, sobre todo, a que esa diferencia fundamental en la percepción que es la cultura parece que no cambie. Las tiendas de los lugares de veraneo en todo el mundo son casi idénticas: los mismos productos, las mismas actitudes de vendedores aburridos, las mismas marcas... hasta hay una decoración especial que se ajusta muy bien a estos locales: algo étnico, ligeramente ecológico, repleto de cachivaches de escasa utilidad y que despiden un tufo a falso que tira de espaldas.

No diré nada, por no insistir, en los circuitos comerciales para viajeros de cruceros. Puerto tras puerto, las mismas artesanías, las mismas tiendas de franquicia, las mismas joyerías con "ofertas" exactas ciudad tras ciudad.

A veces el viajero informado busca con insistencia alguna artesanía que sabe que se produce en la zona, algún producto especial: calzado, ropa, arte, objetos que le contaron que estaban a muy...

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