Unen tradición y búsqueda

AutorJulieta Riveroll

REFORMA/ Enviada

BERLÍN. La apariencia que guardan las sedes de las compañías alemanas Volksbühne am Rosa -Luxemburg-Platz y Deutsches Theater Berlín es un reflejo de lo que sucede en su interior. Ambas cuentan con una gran infraestructura teatral y están subsidiadas por el Gobierno, pero los muros hablan y cuentan sus propias historias.

La arquitectura del Deutsches dice lo mucho del clasicismo contenido en su repertorio y el apego a la tradición que coexiste con un tratamiento moderno de las obras. El recinto de la Volksbühne proyecta una gran fortaleza, pero basta recorrerlo para encontrar un paralelismo con el trabajo de su director Frank Castorf, quien lejos de aspirar a la belleza deconstruye todo lo que llega a sus manos.

Carola Dürr, dramaturgista y crítica teatral, delimita así, durante la entrevista, una de las divergencias existentes entre los dos grandes baluartes del arte escénico alemán con más de un siglo de antigüedad, que visitan el país para dar una muestra de sus trabajos tanto en la Ciudad de México como en el Cervantino.

Desde hace una década, el peso de la Volksbühne ha recaído predominantemente en una sola figura, la de Castorf, el inconformista; pero su protagonismo es comprensible a los ojos de Dürr, porque al tomar la dirección de ese teatro se le impuso la condición de darse a conocer, en un lapso no mayor a los tres años, o de lo contrario debía dar por terminado su proyecto. Finalmente, supo encontrar el coraje suficiente para construir algo nuevo.

El pluralismo que caracteriza al Deutsches Theater es una de sus grandes ventajas, de acuerdo al dramaturgista Oliver Reese, pues hay un mayor equilibrio entre su director artístico, Bernd Wilms, y el resto de los jóvenes directores que, en calidad de invitados, le han imprimido un sello particular, entre ellos Michael Thalheimer, cuyo lenguaje minimalista y experimental lo convierten en una "excepción" dentro de la compañía, según Dürr.

Si en ésta priva la belleza estética y las propuestas de fácil consumo -no por ello convencionales-, la Volksbühne anda a la caza de un teatro más intelectual, nada psicológico, donde a menudo se plasman las experiencias vividas en los países socialistas, aunque igualmente goza de gran aceptación gracias a que retoma elementos con los que se identifica la juventud, sector que compone la mayor parte de su público, a decir de la también asesora artística y promotora cultural.

Pese a la intención de romper esquemas, Castorf es de los...

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