Unirse a la pandilla, morir o emigrar

AutorDiana Baptista

Jóvenes hondureños expusieron ayer, ante jueces del Tribunal Permanente de los Pueblos, la situación de inseguridad que los forzó a migrar desde su país hacia México.

A José Antonio, de 17 años, la Mara Salvatrucha le dio tres días para tomar una decisión: unirse a la pandilla o morir. Si se dejaba reclutar, podía llegar a ganar hasta 500 pesos semanales gracias a las extorsiones.

"Yo les dije que lo iba pensar, pero como a mí no me gusta ser mala gente, no me gusta meterme en problemas, les dije a mis papás si me quedaba a que me mataran o me iba. Entonces yo emigré, me vine sin dinero, sin trabajo, y vine aquí", narró.

En Honduras, las pandillas le cobraban una cuota para respetarle la vida. La falta de pago provocaba golpizas que, como ocurrió con algunos de sus vecinos, llegaba a mutilaciones o hasta la muerte.

"Si no pagas la renta (la cuota) no puedes vivir. Si no te metes a una banda, no puedes vivir. Ando como un delincuente escondiéndome...

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