Valoran obra nacional

AutorJulieta Riveroll

La presencia dominante de artistas estadounidenses en la colección de arte de Fundación Televisa fue revertida con la adquisición y el rescate de archivos de creadores mexicanos.

Debido al alto porcentaje de videos y fotografías dentro del acervo se tomó la decisión de apostarle de lleno a estas expresiones y subsanar la escasa representación de autores nacionales, explicó Mauricio Maillé.

El análisis de la colección, según el director de Artes Visuales de Fundación Televisa, también ha significado poner en subasta desde hace dos años piezas que ya no coinciden con el discurso actual.

"Al hacer un balance de la colección y de cómo debía seguir evolucionando, vendimos una serie de obras, básicamente de estadounidenses, de las cuales había una o dos piezas por autor y no representaba un conjunto significativo para el espíritu general de la colección".

La subasta ha tenido lugar en Estados Unidos y Europa, donde se ubica el mercado principal de estas obras, añadió Maillé. La venta de creaciones de Frank Gehry, Richard Long, Bill Woodrow y John McKracken abren la posibilidad de rescatar archivos fotográficos mexicanos, como el de Juan Guzmán y el de Rutilo Patiño.

"Queremos adquirir con esos recursos fotografía mexicana y no sólo contemporánea. Detectamos archivos de gran riqueza iconográfica en manos de herederos, y hay una urgencia por proteger esos materiales".

Historia de la colección

El acervo artístico de la Fundación comenzó a formarse en los 70, con 600 piezas mesoamericanas, compradas en casas de subasta como Sotheby's y a coleccionistas privados.

Por encargo de esta asociación civil, desde 1980 y hasta 1986, el artista Manuel Álvarez Bravo formó una colección de fotografías. La intención inicial era crear un museo dedicado exclusivamente a esta disciplina, pero el plan nunca se concretó.

Álvarez Bravo adquirió las obras de los autores más emblemáticos de los orígenes de la fotografía en el siglo 19, y de la primera mitad del siglo 20, aunque las imágenes más abundantes pertenecen a los años 30.

La selección que hizo se mantiene intacta en un fondo que lleva su nombre, en el cual es posible estudiar las preferencias de uno de los grandes creadores de este País.

El autor de La buena fama, durmiendo reconoció públicamente, recordó Maillé, que no le dio tiempo de adquirir obras de artistas mexicanos cuando dejó de armar esta colección para retomar su proyecto personal.

Álvarez Bravo tenía contemplado, en la etapa final, comprar fotografía...

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